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La escritora J.K. Rowling y la boxeadora Imane Khelif

La escritora J.K. Rowling y la boxeadora Imane KhelifGTRES

J.K. Rowling se convierte en la púgil rival de la boxeadora intersexual Imane Khelif

La creadora de Harry Potter mantuvo durante toda la competición olímpica una actitud de lucha contra la argelina y, sobre todo, contra el COI que permitió a esta competir como mujer

La lucha de J.K. Rowling contra la ideología de género ha llegado metafóricamente (y no tan metafóricamente) hasta el mismísimo cuadrilátero. Los Juegos le han hecho subir al ring para pelear contra la boxeadora intersexual argelina Imane Khelif, campeona olímpica por aplastamiento de todas sus rivales. Ni Mike Tyson en sus inicios derrotó de un modo tan contundente a sus rivales. Una superioridad similar a la de la nadadora transexual Lia Thomas, que batió todos los récords universitarios femeninos simplemente diciendo que se sentía mujer, pero que fue apartada de la competición olímpica.

En su caso ya antes la Federación Internacional de Natación decidió por votación no admitir en las competiciones femeninas de élite a atletas transexuales que hayan pasado alguna de las fases de la pubertad masculina. J.K. Rowling subió al cuadrilátero el pasado 1 de agosto y asestó su primer golpe contra la participación de Khelif, que no es una mujer trans como Thomas, pero posee cromosomas XY como Thomas, al contrario que las mujeres, que solo tienen cromosomas X: «Mira esto (el hilo completo) y luego explica por qué te parece bien que un hombre golpee a una mujer en público para tu entretenimiento. Esto no es deporte. Desde el tramposo en rojo hasta los organizadores que permitieron que esto sucediera, estos son hombres deleitándose en su poder sobre las mujeres».

El mensaje acompañaba un hilo no disponible en estos momentos. La boxeadora italiana Angela Carini decidió retirarse frente a Khelif entre lágrimas para no recibir más daño. Riley Gaines, la nadadora que más alzó la voz ante el caso de Lia Thomas (antes Will), también se manifestó en este caso, apoyada por Rowling:

«Los hombres no pertenecen a los deportes femeninos», escribió. Rowling arremetió también contra Kirsty Burrows, Jefa de la Unidad de Deporte seguro del COI: «A una joven boxeadora le acaban de arrebatar todo lo que había trabajado y entrenado porque permitiste que un hombre subiera al ring con ella. Eres una vergüenza, tu 'salvaguardia' es una broma y #Paris24 quedará empañado para siempre por la brutal injusticia cometida contra Carini».

«No a los hombres en el deporte femenino»

No solamente contra Imane Khelif, sino mayormente contra quienes permitieron que participara en los Juegos como mujer: el COI. El feminismo de la creadora de Harry Potter lanzado con furia en este combate: «¿Podría alguna imagen resumir mejor nuestro nuevo movimiento por los derechos de los hombres? La sonrisa de un hombre que sabe que está protegido por un establishment deportivo misógino que disfruta de la angustia de una mujer a la que acaba de golpear en la cabeza y cuya ambición de vida acaba de destrozar».

Rowling se hizo también eco, a modo de «gancho», del mensaje de la campeona de tenis Chris Evert, quien se preguntaba por qué siquiera se estaba cuestionando «esto», donde añadía una bandera con los aros olímpicos con la leyenda: «No a los hombres en el deporte femenino». Otro de los golpes de Rowling fue este: «Los medios de comunicación podrían disfrutar del aumento de clics que obtienen al distorsionar las realidades biológicas... Sin embargo, estas mentiras tienen graves consecuencias. No es exagerado temer que tales distorsiones pronto provoquen la muerte de alguien»

El COI y no Imane Khelif ya como contendiente principal. La bióloga Emma Hilton, citada por Rowling, declaró que en el caso de la boxeadora argelina cabían dos consideraciones. La primera eran las pruebas que determinan si una boxeadora tiene biología masculina que le proporciona una ventaja en el cuadrilátero. La segunda es que haría el COI en caso de que estas pruebas dieran como resultado que el analizado tuviera cromosomas XY. Y la respuesta es que no haría nada puesto que el COI no tiene en cuenta este pequeño detalle y decide caso por caso, pese a que en prácticamente todas las federaciones deportivas no se permite competir a mujeres con cromosomas XY.

Rowling se ha batido como todas las rivales olímpicas de Khelif, pero ha perdido también, como cabía esperar, no en su caso por la superioridad de la argelina (quien ha demandado a la escritora por «ciberacoso» en un triple tirabuzón del asunto), sino por la superioridad del COI que ha sido demasiado para cualquier mujer.

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