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La autómata (1927) de Edward Hopper

¿Cómo es la escritura de una persona con depresión o tristeza?

Se dice que el comienzo del escrito es la parte consciente de la escritura, mientras que el final es el inconsciente

Como pseudociencia o como herramienta para descubrir caracteres y patologías, la grafología es útil con las consabidas precauciones. No basta un rasgo de la escritura para describir a una persona o un signo de su personalidad. Son indicios que requieren de cantidad y de calidad de pruebas para una mejor interpretación, siempre desde la citada prudencia.

Para cuidar la salud mental, muchos psicólogos recomiendan escribir los pensamientos, una forma de expulsarlos y de «grafologizarlos» para su análisis externo. Ahí están las bondades de los diarios manuscritos. Se dice que el comienzo del escrito es la parte consciente de la escritura, mientras que el final es el inconsciente. La relajación después de la concentración de empezar a escribir hace que aparece el inconsciente.

Es en esta parte del escrito, más allá del comienzo, cuando pueden aparecer huecos en blanco, como si alguien hubiera trazado una línea vertical con típex en mitad del texto, una pista que puede revelar miedo o ansiedad que aún puede ser mayor cuando este vacío se da en el margen derecho del papel. Una escritura temblorosa, con una misma letra trazada de diferente forma en distintas ocasiones, o con borrones también puede ser un signo de ansiedad.

De ansiedad o de depresión también puede ser una huella la escritura como sometida a un naufragio, líneas como olas en mitad de la tormenta, o líneas descendentes o palabras finales que terminan con trazos hacia abajo, al contrario que la escritura ascendente, señal de alejamiento de la tristeza con diversas variables interpretativas como todas las marcas que sirven para componer la grafología.