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Iván Turguénev es uno de los principales escritores de la Edad de Oro de la literatura rusa

Iván Turguénev es uno de los principales escritores de la Edad de Oro de la literatura rusaWikipedia

Iván Turguénev, el escritor nihilista al que Tolstoi retó a duelo a muerte y al que Dostoyevski ridiculizó

La obra de Turguénev lo sitúa entre uno de los principales escritores de la Edad de Oro de la literatura rusa

Iván Turguénev, uno de los máximos exponentes de las ideas nihilistas y pesimistas, junto con Friedrich Nietzsche o Arthur Schopenhauer, y su principal difusor entre los círculos intelectuales y de pensamiento de la Rusia zarista, está considerado el más «europeo» de los realistas rusos.

Esa influencia occidental procede de sus estudios en la Universidad de Berlín y su exilio en París, donde escapó de la persecución a la que le sometió el zar Nicolás I.

También recorrió media Europa persiguiendo los amores no correspondidos de la cantante española de ópera Pauline Viardot-García, circunstancia que se reflejaría en su obra.

Junto con Tolstoi, Dostoyevski y Gogol, forma parte de los prosistas rusos de la etapa más prominente de la literatura rusa, desarrollada a lo largo del siglo XIX, denominada la Edad de Oro.

Fallecido el 3 de septiembre de 1883, Turguénev, cuya figura estaba impregnada por una pátina de malditismo, mantuvo agrias disputas con Tolstoi y Dostoyevski, quienes, sin embargo, se profesaban una admiración mutua.

Mantuvo, sin embargo, una cercana amistad, sobre todo en el ámbito literario, con Gustave Flaubert, cultivada en los años en que el ruso vivió en Francia.

El autor de Los hermanos Karamazov y Crimen y castigo se inspiraría, de hecho, en la personalidad y biografía de Iván Turguénev para construir al desquiciado y ridículo Karamazinov de su novela Los demonios.

Tolstoi, por su parte, lo retó a un duelo a muerte, aunque luego arreglaron sus diferencias sin llegar a dispararse. En cualquier caso, estuvieron sin hablarse durante años.

Sus novelas Diario de un cazador y Padres e hijos son dos de las obras más importantes de la literatura rusa, junto con las grandes obras de Tolstoi —Guerra y Paz, Ana Karenina— y las ya citadas de Dostoyevski.

Diario de un cazador y Padres e hijos son un fuerte alegato contra la servidumbre imperante como columna vertebral de la sociedad rusa.

En su momento, se le responsabilizó de la decisión del zar Alejandro II de eliminar la dependencia servil de los campesinos respecto a los grandes terratenientes.

Algunos historiadores sitúan esa reforma como precedente de las protestas campesinas que antecedieron a la toma del poder por parte de los bolcheviques.

En ese sentido, sus ideas, cercanas en ocasiones al marxismo y al socialismo, lo convierten, para algunos, en un antecedente del malestar social que desembocó en la revolución rusa.

Sin embargo, las ideas de Turguénev distaban mucho de la de los comunistas rusos. Su novela Padres e hijos es el arquetipo de novela nihilista, donde sus ideas sobre «el hombre nuevo» lo acercan a las tesis de Nietzsche del «superhombre».

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