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Monumento a los fallecidos en el asedio al cuartel del Simancas, obra de Manuel Álvarez Laviada

Monumento a los fallecidos en el asedio al cuartel del Simancas, obra de Manuel Álvarez LaviadaZato-ino (Wikimedia Commons)

El monumento a los Héroes de Simancas enciende el debate entre memoria democrática y valor sin ideología

Javier Jové, diputado por Gijón de Vox, ha pedido que se declare Bien de Interés Cultural (BIC) la escultura situada en la fachada del colegio concertado y jesuita de la Inmaculada

La izquierda, con Begoña Collado, de Izquierda Unida-Convocatoria por Asturias, directora general de la consejería de memoria democrática de la comunidad al frente, quiere derribarlo. Y la derecha, con el diputado Javier Jové, de Vox, a la cabeza, quiere protegerlo.

El monumento a los Héroes de Simancas fue inaugurado en 1958 y está situado en la fachada del colegio concertado de la Inmaculada de Gijón, propiedad de la Compañía de Jesús. Está realizado en honor de los resistentes en el cuartel de Simancas, una Numancia o un Álamo asturianos, en el verano de 1936.

Monumento a los héroes de Simancas

Monumento a los héroes de Simancas

Era julio. La Guerra Civil había estallado y las fuerzas republicanas quisieron tomar el cuartel (donde hoy se levanta el colegio jesuita), pero la guarnición no se lo permitió en una resistencia heroica que no respondió a ninguna ideología, por mucho que hubiera dos bandos contendientes, sino al valor de la condición humana.

Los héroes de Simancas, unos pocos en el Gijón mayormente republicano, se hicieron fuertes en el cuartel, pero terminaron cayendo, solos, asediados, bombardeados por tierra y por aire, sin ayudas (o con ellas, pero insuficientes y lejanas) y todos los supervivientes fueron ejecutados por los republicanos.

Fue un mes de asedio en cuyo final el coronel Pinilla, Comandante militar de Gijón y jefe del cuartel, le pidió al capitán del crucero Cervera, cuyos ataques apenas sirvieron algo para salvar el asalto republicano, que dispararan sobre él y sus escasos hombres y fuerzas, pues el enemigo estaba dentro del cuartel en la hora final.

El mismísimo Indalecio Prieto, ministro de Aire y Marina en la II República, escribió en El liberal de Bilbao: «No ha habido rendición; los insurrectos, principalmente oficiales, con el cuartel envuelto en llamas desde hacía doce horas, siguieron defendiéndose dentro de un patio detrás de sacos terreros y murieron matando. Descubrámonos respetuosamente ante sus cadáveres».

La Ley de Memoria contra el valor humano

Esto dijo la izquierda en 1936 de sus enemigos: «Descubrámonos respetuosamente ante sus cadáveres», mientras la izquierda del XXI, la memoria democrática revanchista, ahistórica, puramente ideológica y sectaria, pretende derribar el monumento de homenaje a unos héroes, como así les reconoció Prieto y la II República, pertenecientes a uno de los dos bandos de una guerra que la Ley de Memoria Democrática ha reescrito a su antojo sin hacer caso a sus mayores, como Indalecio Prieto, y denostando el coraje como valor humano universal.

El Ayuntamiento de Gijón, gobernado por FORO Asturias y PP, frenó la iniciativa fanática de derribo llevada al pleno por Izquierda Unida y Podemos el pasado agosto.

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