La tumba de Tolkien en Oxford: un oasis frente a la ofensiva woke que amenaza su querida universidad
Punto de peregrinación de aficionados de El Señor de los Anillos, la tumba de Tolkien en Oxford se alza como oasis y baluarte de la razón en medio de la acometida woke
JRR Tolkien, autor de la célebre epopeya fantástica de El Señor de los Anillos y catedrático de la Universidad de Oxford entre 1925 y 1945 seguramente se horrorizaría si levantara la cabeza y viera, desde su tumba en el cementerio Wolvercote en Oxfordshire, cómo la amenaza de una ideología en su época desconocida, pero que ya se intuía, se cierne sobre su querida Universidad.
Hablamos, por su puesto, de la ideología woke que tiene en la Universidad de Oxford uno de sus objetivos a batir.
Por lo tanto, para el progresismo izquierdista instalado en la política y la sociedad británica, o se reforma según los preceptos woke, o será carne de cancelación.
La embestida ha sido difícilmente frenada por su antiguo rector, Lord Chriss Patten, quien anunció su jubilación en febrero de 2024, por lo que la Universidad se encuentra sumida en pleno proceso de elección de rector.
Patten rechazó la ideología woke que arrasa con las universidades tanto en Estados Unidos como en Reino Unido y declaró que «debemos proteger la libertad de expresión» en el campus frente a los intentos de cancelación de quien no piensa según los preceptos de las élites progresistas.
Pero parece una batalla perdida. Oxford parece estar renunciando a muchas de sus tradiciones casi milenarias que la convirtieron en la Universidad de referencia en el mundo y las está sustituyendo por la lucha contra el cambio climático, la inclusión, el anticolonialismo y la sustitución de la razón por el sentir, de la verdad por el sentimiento.
A Tolkien le parecería irreconocible una Universidad de Oxford cuyo gran evento en agenda en este momento es la organización de una Cumbre Climática Mundial «histórica», que se marca como objetivo «empoderar e inspirar a las personas (…) como agentes de justicia climática», que dedica fondos de investigación a un estudio sobre los estados de ánimo al jugar a videojuegos, o que celebra el «Mes de la Historia LGBT+».
El pasado mes de mayo el campus universitario de Oxford se convirtió en un campamento protesta de los activistas pro Hamás durante las manifestaciones contra Israel ante la impotencia de autoridades civiles y universitarias para imponer el orden.
La Universidad de Oxford, al igual que otras universidades británicas, como la de Cambridge o el King’s College londinense, encuadradas dentro del grupo Russell, realizaron una revisión de sus manuales de lenguaje discriminatorio para eliminar de sus documentos términos considerados ofensivos.
Como informó El Debate, términos considerados estigmatizantes, como «punto ciego», «anciano» o, incluso «hombre» fueron eliminados y sustituidos por otros considerados más tolerantes.
La Universidad de Oxford es depositaria de un antiguo y complejo protocolo que no se limita a ser algo meramente simbólico. Las tradiciones de Oxford son el pilar central de la Universidad, y es un elemento central de la formación universitaria de sus alumnos.
Los trajes académicos de alumnos y profesores, las fórmulas protocolarias en latín, los ritos de iniciación al hacer la matrícula o en el primer día de clase, competiciones deportivas, las relaciones entre colleges…
Son tradiciones marcadas en el adn de la Universidad, muchas de ellas registradas en novelas como la maravillosa y turbadora Jill, de Philip Larkin, Retorno a Brideshead, de Evelyn Waugh, o en los mismos escritos de Tolkien y CS Lewis, y que ahora están bajo la lupa del mundo woke que pretende eliminarlas por, supuestamente, discriminatorias y elitistas.
Inmersa en una batalla por la elección de su nuevo rector, los sectores woke de la Universidad han encontrado una oportunidad de oro para imponer a alguien acorde a sus postulados, para lo cual han intentado imponer, de momento sin éxito, un comité que evalúe a los candidatos en función de criterios de igualdad y diversidad.
Mientras tanto, el cementerio Wolvercote, a pocos metros de los colleges, parece haberse convertido en un oasis donde la tumba de Tolkien, siempre repleta de flores, se alza como una pica en defensa de la razón y la libertad frente a la ofensiva woke.
Ofensiva woke que ya ha puesto sus garras sobre la obra inmortal del catedrático de la Universidad de Oxford al ofrecer una versión inclusiva y progresista de El Señor de los Anillos en la serie Los anillos del poder.