Diez frases que Ortega y Gasset escribió contra el progresismo «woke» sin saber (o sí) que este existiría
Fue un generador inacabable de ideas, que escribió sobre toros o sobre la deshumanización del arte desde una elevación privilegiada
José Ortega y Gasset se imbuyó de su idealismo esencial en Alemania. Con él quiso regenerar la ética y la sociedad en España. Fue un filósofo, que es como un historiador y un médico de las ideas del presente y del futuro. Un humanista activo activista. Desde el idealismo inicial viajó hasta la realidad, la misma que describió y prefiguró como lo que estaba y lo que vendría, y que expresó en influyentes artículos periodísticos de carácter político a lo largo de las décadas.
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En sus libros, desde sus jóvenes (aunque no tanto) Meditaciones del Quijote, pasando por España invertebrada o hasta su famosa La rebelión de las masas, se advierte su viaje desde el idealismo de su juventud modernista hasta la concepción de la realidad. Antonio Machado le llamó por carta, según cuenta la Fundación Ortega-Marañón, el «gran capitán» de la cultura española.
diez frases de ortega y Gasset:
- «La voluntad de ser uno mismo es heroísmo».
- «En tanto que haya alguien que crea en una idea, la idea vive».
- «El progreso no consiste en aniquilar hoy el ayer sino al revés, en conservar aquella esencia del ayer que tuvo la virtud de crear ese hoy mejor».
- «Una buena parte de los hombres no tiene más vida interior que la de sus palabras, y sus sentimientos se reducen a una existencia oral»
- «En arte, toda repetición es nula».
- «El esfuerzo es solo esfuerzo cuando comienza a doler».
- «El rencor es el derramamiento de un sentimiento de inferioridad»,
- «Hay tantas realidades como puntos de vista. El punto de vista crea el panorama».
- «Siempre que enseñes, enseña a dudar de lo que enseñes».
- «Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral».
Y efectivamente sus ideas guiaron a los artistas en uno y otro sentido. Fue un generador inacabable de ideas. Escribió sobre toros, sobre la deshumanización del arte (decía que repetir o corregir una obra de arte, que es lo que se hace hoy, invalida por completo esa versión como obra de arte) que hoy se manifiesta en apogeo; sobre teatro; sobre deporte; sobre la caza; sobre los políticos; sobre Europa; sobre literatura; sobre el pueblo; sobre los intelectuales; sobre la estética... desde una elevación privilegiada. Abarcó todo el espectro en esa capitanía cultural española y europea que le concedió el autor de Cantares en nombre de todos los demás.
Por lo moderno fue republicano, pero no de la República que fue («no es esto, no es esto»). Fundó la Revista de Occidente, mítica publicación de calidad superior, con la que quiso llevar la cultura a la gente, uno de sus objetivos vitales, del mismo modo que la educación. Ortega fue la Metafísica hecha forma y realidad. Quiso encontrar siempre la verdad a través de sí mismo y trató de que cada individuo pudiera hacer lo propio, lejos de consignas.
El esfuerzo sustituido por las cuotas
Citaba al Quijote: «Preferimos el camino a las posadas», como refiere Javier Zamora Bonilla, una frase de extraordinarias reminiscencias y significados aplicables entonces y en el presente, como todas las ideas de los grandes filósofos desde Sócrates, donde el camino es el esfuerzo, es la cultura, la educación o la formación, y la posada bien puede ser la subvención o la ideología como lo «woke», donde la cultura es subcultura y el esfuerzo se ha sustituido por las cuotas raciales, sexuales o «genéricas», sin nada que ver con el individuo ideal y real que imaginaba Ortega.