La primera obra de arte realizada por un robot se vende en una subasta en Londres por un millón de euros
El robot con forma de mujer es uno de los más avanzados del mundo y fue diseñado por Aidan Meller, un especialista en arte moderno y contemporáneo
Un retrato del matemático inglés Alan Turing se convirtió el jueves, 7 de noviembre, en la primera obra de arte realizada por un robot humanoide en ser vendida en una subasta por un precio final aproximado de un millón de euros.
El retrato de 2,2 metros de altura titulado A.I. God, obra de la robot ultrarrealista Ai-Da, superó con creces los 180.000 euros en los que lo había tasado la casa de subastas Sotheby's Digital Art Sale.
El robot con forma de mujer es uno de los más avanzados del mundo y fue diseñado por Aidan Meller, un especialista en arte moderno y contemporáneo.
La robot ha sido capaz de generar ideas a través de conversaciones con miembros del estudio y, de hecho, suya fue la sugerencia de crear un retrato de Turing. Después de algunos ajustes comenzó todo el proceso artístico.
Meller lideró el equipo que creó Ai-Da con especialistas de inteligencia artificial de las universidades inglesas de Oxford y Birmingham.
Este experto en arte explica que Turing se hizo famoso como matemático, pionero informático y criptógrafo durante la Segunda Guerra Mundial, ya había expresado sus preocupaciones sobre el uso de la IA en los años 1950.
La casa de subastas, Sotheby's, ha asegurado que la venta del retrato de Alan Turing es todo un éxito. «Marca un hito en la historia del arte moderno y contemporáneo y refleja la creciente intersección entre la tecnología de IA y el mercado global de arte».
También dialogó, mediante inteligencia artificial, la propia robot Ai-Da. «El valor clave de mi trabajo es su capacidad para servir como catalizador del diálogo sobre las tecnologías emergentes».
Meller explicó que Turing, antes de consagrase como matemático, pionero informático y criptógrafo durante la Segunda Guerra Mundial, ya había expresado sus preocupaciones sobre el uso de la IA en los años 1950.
¿Cómo se hizo la obra?
Los miembros del estudio le preguntaron sobre el estilo, el color, el contenido, el tono y la textura que iba a usar. Después le pusieron frente a las cámaras de sus ojos una fotografía de Turing y la robot la produjo.
Meller afirmó que fue todo un reto llegar a conseguir ciertas tonalidades. «Los tonos apagados y los planos faciales rotos han sido algunos de los problemas a los que nos hemos tenido que enfrentar».
El trabajo de Ai-Da continúa cuestionando hasta donde nos llevará el poder de la IA y la carrera global para aprovechar su potencial dentro del mundo del arte.