El estoicismo no es la única filosofía antigua para la vida moderna: algunas apuestan por lo contrario
El nihilismo de Nietzsche y de Bazárov, el personaje inmortal de Padres e hijos de Turguénev, sigue presente en su adaptación a lo «woke»
Encontrar un sentido a la vida es el anhelo del hombre. La vida moderna o la vida contemporánea exigen respuestas que se han ido a buscar en el pasado. El estoicismo, con dos mil años de antigüedad, es la filosofía que se estila, la que busca el orden entre el caos, entre el estrés y la ansiedad del presente.
Marco Aurelio en el XXI
Esa incertidumbre busca manuales de urgencia. Guías prácticas para recurrir a ellas, para seguirlas. Quién iba a decir que en este mundo casi futurista la «solución» iba a estar en Epicteto o en el Emperador Marco Aurelio. Es como pensar que la solución al tráfico del XXI está en el sentido de las calzadas romanas. Y no es tampoco descabellado.
El pasado está ahí para volver a él. Para no olvidar. En el caso de la filosofía antigua, del estoicismo en particular, ha habido un redescubrimiento casi milagroso por el número de personas que encuentra en él un camino y lo sigue. Pero no es el único, aunque su fama anule al resto. El hedonismo o el epicureísmo son alternativas como lo fueron en el momento de la creación de su pensamiento.
El nihilismo de Nietzsche y de Bazárov
Pese a lo que pueda parecer, el estoicismo y el epicureísmo buscan lo mismo: la ataraxia o el «estar tranquilo». Pero el camino para lograrlo es distinto. El estoicismo es el control absoluto de las emociones y el epicureísmo es el placer controlado, prudente. En el primero el placer está en el intento de alcanzar el ideal, y en el segundo el placer está incluido en el viaje, pero con comedimiento, para que sea verdadero placer.
Pero aparte del estoicismo y de sus primos epicúreos, lejos de la familia, también están las filosofías «enemigas». Las que existen como una verdadera alternativa opuesta, rebelándose contra el orden con su propio orden. Por ejemplo, el nihilismo de Nietzsche y de Bazárov, el personaje inmortal de Padres e hijos de Turguénev. Hay ciertas dosis de estoicismo en el nihilismo que no cree en nada.
Negación de los principios
Ese escepticismo de autodefensa se parece a la autodefensa del autocontrol estoico. El escepticismo del nihilista se parece a la tranquilidad del estoico. Pero el quid es Dios. Nietzsche dijo que Dios había muerto y con él cualquier asidero. la ideología «woke» bebe de un cóctel a base de nihilismo. El nihilismo nos oculta el camino, el del estoico y el del epicúreo. También el religioso.
El filósofo alemán dijo que «Un nihilista es alguien que prefiere creer en la nada a no creer en nada». La RAE dice que es la «Negación de todo principio religioso, político y social» y la «Negación de un fundamento objetivo en el conocimiento y en la moral». Pero hay principios en el nihilismo, el de la nada, el de la ausencia de trascendencia de todo y la aceptación de esto.
Relativismo
Se pueden reconocer dos nihilismos en el presente (y en el pasado). El positivo y el negativo. El negativo es lo «woke» en el sentido de la crisis del pensamiento occidental reflejada en la actualidad que reniega de los principios. El positivo es lo «woke» en el sentido nietzscheano de la muerte de los valores con la muerte de Dios. El nihilismo sin valores (o con valores nuevos) o el relativismo, otra opción (y otra realidad), sin verdades absolutas.