
La Valeta, capital de Malta
Poca gente lo sabe, pero una lengua derivada del árabe es oficial de la UE al mismo nivel que el español
El desaparecido árabe siciliano dio lugar a una curiosa lengua que ha sobrevivido a lo largo de los siglos y que hoy es oficial de la UE
Cuando se habla de Malta a muchas personas se le viene a la cabeza la imagen de ese pequeño país isleño angloparlante en mitad del Mediterráneo donde muchos estudiantes españoles acuden en sus vacaciones de verano para estudiar inglés y, ya de paso, disfrutar de su inmejorable oferta de ocio, sus playas y su buen clima.
El archipiélago de Malta (las islas de Malta, Gozo y Comino) fue dominio británico desde 1814, en virtud del Tratado de París que puso fin a la Europa napoleónica, hasta su independencia en 1964. El inglés es lengua cooficial del país, cuya población domina la lengua de Shakespeare.
Sin embargo, pocos son los que saben que el idioma propio y oficial del Estado es el maltés, y que tras la adhesión de Malta a la Unión Europea en 2004 el maltés pasó a ser lengua oficial de las instituciones europeas con la misma categoría que el español y las demás lenguas oficiales de la UE.
De esta manera, una lengua estrechamente emparentada con el árabe –porque eso es lo que es el maltés– se convirtió en una lengua tan europea como el español, el italiano o el francés.Con todo, el maltés cuenta con suficientes particularidades –debidas a la identidad cristiana, mediterránea y europea de Malta– que la separan del mundo lingüístico árabe.
Empezando por su alfabeto: el maltés no se escribe con caracteres arábigos, sino latinos. Además, tiene muchas influencias de, por supuesto, el inglés, pero también del español, del francés y, sobre todo, del italiano, lengua que muchos malteses dominan debido a que fue una de las lenguas predominantes del país hasta 1934.
La Segunda Guerra Mundial y el enfrentamiento con la Italia de Mussolini supuso un retroceso del italiano, que en los últimos años ha experimentado un importante renacer.
Aunque el inglés sigue siendo el idioma de los negocios, el turismo, los estudios universitarios y de parte de los medios de comunicación, la nación maltesa defiende con orgullo su idioma propio que se habla de forma casi hegemónica en las calles, además de ser el idioma de las instituciones del gobierno, parlamento y la justicia.
El maltés es una lengua semítica –la única que se escribe en caracteres latinos– surgida a partir del árabe siciliano, una variante del árabe hoy desaparecida.
Por lo tanto, es prima lejana del árabe magrebí, del que, por otro lado, también ha recibido numerosos prestamos lingüísticos.
Hay registros en el maltés de otras lenguas mediterráneas, como el griego, el turco, el hebreo, el siciliano o, incluso, del catalán.
La Iglesia en Malta –Malta es un país con una identidad profundamente católica y con una de las tasas de práctica religiosa más altas de la UE– emplea habitualmente el maltés en la liturgia.
Las cuestiones religiosas y políticas terminaron por separar del todo al maltes de un mundo lingüístico árabe muy mimetizado con la religión islámica. Al mismo tiempo, le dieron una identidad única que muchos lingüistas definen como criolla.
El hecho de que el vínculo del maltés con el mundo lingüístico árabe sea a partir de una variante desaparecida del árabe, como es el árabe siciliano, también le confiere una identidad específica muy marcada, e incluso es una herramienta importante para lingüistas a la hora de estudiar la evolución de la lengua árabe.