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GRAF4338. MADRID, 20/04/2022.- El director francés Jean-Jacques Annaud, durante el photocall "Arde Notre Dam", película que se estrena a los 3 años del incendio de la catedral Patrimonio Mundial de la Unesco, este miércoles en el Instituto Francés en Madrid. EFE/ Zipi

Jean-Jacques Annaud, durante la presentación de «Arde Notre Dame», película sobre el incendio de la catedral de París,EFE

Entrevista a Jean Jacques Annoud

«Notre Dame no sólo representa a la fe católica, sino a toda Europa. Es un lugar de oración»

Arde Notre Dame es el merecido reconocimiento a los bomberos que lograron extinguir las llamas de la catedral e impidieron una tragedia absoluta

Tres años después del devastador incendio que arrasó la catedral de Notre Dame de París, el director francés Jean-Jacques Annaud ha reconstruido aquel suceso en la ficción. Arde Notre Dame es la película que sigue minuto a minuto, todo lo que sucedió aquel fatídico 15 de abril de 2019, y que ha querido ser un homenaje al grupo de hombres que impidieron que la tragedia fuera total.

Milagrosamente, en aquel incendio que tuvo en vilo al mundo durante nueve horas, no murió nadie. Pero Annaud vio enseguida todo «el potencial cinematográfico del suceso, porque un edificio simbólico, uno de los más bellos del mundo, iba a desaparecer». La realidad, según el veterano director, autor de películas inolvidables como En busca del fuego (1981), El nombre de la rosa (1986) o Siete años en el Tibet (1997), le regaló «un final de Hollywood», tal y como ha declarado antes del estreno de este viernes en Madrid.

El proyecto le llegó con la idea de que hiciera un documental, pero «enseguida vi que no había documentos necesarios, y además no es lo que yo sé hacer; yo hago ficción. Pero al descubrir aquellos datos tan inverosímiles quise saber más, y comprobé que lo más inverosímil era cierto».

El primer día del jefe de bomberos

Su intención, como queda claro desde el principio de la trama, era, sobre todo, darle el merecido reconocimiento a los bomberos que lograron extinguir las llamas, y exculpar al jefe de seguridad que se estrenaba en el trabajo la misma tarde del incendio.

«Hitchcock siempre decía que más vale conocer el final e interesarte por el desarrollo», señala el realizador que, actualmente, vive a menos de doscientos metros de la catedral y espera que, como se anuncia, pueda volver a abrir sus puertas al año que viene.

«A todos nos gustan las historias basadas en hechos reales, pero aquí tuve la suerte de que la historia era espectacular; que termina bien y ofrece una serie de peripecias increíbles, así que fue una experiencia muy agradable», ha explicado.

Representa a toda Europa

Aunque Annaud no es creyente, ama la belleza y los lugares de culto, la arquitectura medieval y las catedrales; y ésta, afirma, «representa no solo la fe católica, sino a Europa; nos representa a todos. No era un supermercado ni una fábrica que se incendia, es un lugar de oración desde mucho antes de ser catedral».

«Entiendo que personas de religiones diferentes sintieran una emoción particular; amigos míos orientales creyeron que era el final de la civilización occidental, o así se percibió. Y eso ocurría mientras una serie de personas luchaban contra un montón de obstáculos para salvarla, lo que la convierte también en una película de suspense», ha enfatizado, sonriente.

El fuego consumió la aguja central de la catedral y también hubo grandes daños en el ático de la nave central. Para mostrarlo en el cine, Annaud hizo una réplica a escala real a la que luego prendió fuego.

«No me resultó especialmente complicado hacerlo; tengo la suerte de dominar máquinas impresionantes, y costumbre de manejar equipos de quinientas o seiscientas personas, que me ayudan con entusiasmo. Es muy bello tener amigos que me sigan en la pasión de complicarse con una película rara».

Salmos para salvar el templo

También opina que, como director, es estimulante un proyecto así, pero para los actores «que siempre hacen lo mismo, enamorarse de la chica, les dije: no sois actores para eso, conmigo vais a estar tres meses preparándoos como bomberos, os vais a poner en forma y a trabajar la modestia: os vais a enfrentar a un incendio. Y se vinieron arriba», ha confesado, satisfecho, el director francés. Y ha detallado en qué ha consistido su labor: «En la multiplicidad de puntos de vista, mi trabajo era saber qué mostrar y en qué momento, incluso el final, que es más lírico, va con la cronología real. En París, donde todo el mundo corre todo el día y se hablan alto, ahí se pusieron a cantar, a cantar salmos para salvar la catedral. Y eso fue verdad, y a mi me emocionó».

Para ese místico final, usó imágenes de archivo. «Los bomberos auténticos me dijeron que aquello les había ayudado, cuando sentían miedo por estar arriesgando su vida para salvar piedras. Fue formidable, el mundo cantaba para salvar ese edificio mítico».

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