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Las autoras

Las autoras María Arriola y María Rodríguez, junto a José Ángel Martínez Sanchis y Jorge Prades LópezMANUEL CHARLON

La vejez como experiencia humana en las pinturas del Museo del Prado

Las profesoras de Historia del Arte de la Universidad CEU San Pablo María Arriola y María Rodríguez han realizado una cuidada selección de pinturas de distintas escuelas y épocas que nos hablan de la vejez como experiencia universal, exaltando por igual vulnerabilidad y dignidad

Con motivo de la celebración del XII Congreso Notarial El envejecimiento de la sociedad: principal desafío del siglo (Málaga, 19-20 de mayo), la Fundación Notariado ha impulsado una exposición virtual y catálogo titulados La vejez como experiencia humana en las pinturas del Museo Nacional del Prado. Para este proyecto las profesoras de Historia del Arte de la Universidad CEU San Pablo, María Arriola y María Rodríguez, han realizado una cuidada selección de pinturas de distintas escuelas y épocas que nos hablan de la vejez como experiencia universal, exaltando por igual vulnerabilidad y dignidad. Velázquez, Ribera, Goya, Murillo, Sorolla o Fortuny, entre la casi veintena de maestros escogidos, salen a nuestro encuentro para hablarnos, con gran riqueza de matices, de debilidad, dureza del trabajo, enfermedad, soledad, pobreza, paso del tiempo, necesidad de cuidados. Y, a la vez, de sabiduría, experiencia, madurez, vidas cumplidas, autoridad moral, capacidad de disfrute, presencia en las familias y ganas de seguir aprendiendo hasta el final de sus días, como muestra Goya en el dibujo que cierra esta exposición, Aun aprendo, donde el anciano manifiesta su deseo de apertura a nuevos horizontes y desafíos. La humanidad reflejada contrasta con el carácter alegórico de la primera pintura Las Edades y la Muerte, de Hans Baldung, que revela el implacable paso del tiempo.

Un arte que despierte el alma

El presidente de la Fundación Notariado y del Consejo General de Notariado, José Ángel Martínez Sanchis, apuntó durante el acto inaugural de la exposición que «esta muestra recuerda la máxima de Unamuno sobre pensar el sentimiento y sentir el pensamiento; el sentimiento que habla a la razón y, a su vez, la razón que también siente». Esta expresión se hace presente en pinturas de distintos géneros: historia, mitología, retratos, vida cotidiana y composiciones religiosas, que se unen bajo una mirada a la vejez, no exenta de dificultades, pero con la belleza de vidas cumplidas que se erigen en autoridad y modelo en una sociedad como la nuestra, tan necesitada de referencias a seguir.

Como recuerda Jorge Prades, coordinador general de esta iniciativa, «la exposición no persigue un planteamiento didáctico, sino un recorrido que despierte el alma y ensanche el corazón a partir de la belleza de la pintura, a fin de aportar un punto de vista enriquecedor ante cualquier cuestión que afecte a nuestros mayores». Aspectos que serán debatidos en el citado Congreso Notarial en tres bloques: respeto a la dignidad versus protección a la vulnerabilidad; la vida centenaria y su previsión individual; la vida centenaria y su previsión social y política.

Siguiendo estas ideas se han recogido pinturas habituales en la exposición del Museo con una mirada renovada, a la par que otras conservadas en los depósitos de la pinacoteca o cedidos a otras instituciones, como Interior, Dos Generaciones o La nieta del marinero, en las que se advierte el papel fundamental de los abuelos y el afecto de sus nietos, que aún en la debilidad, reconocen el bien insustituible que supone la presencia de sus mayores.

La vejez

El link de la exposición es el siguiente: https://www.fundacionnotariado.org/exposicionlavejez/

Fragilidad y nobleza

No quedan al margen vicisitudes recogidas en las biografías de los maestros, en la medida que enriquecen el significado último de las pinturas. Es el caso del Autorretrato de Tiziano, en la fragilidad física de la vejez, con «las manos cansadas de pintar», y la nobleza de una vida cumplida que se sabe maestro para las generaciones posteriores.

En el Viejo desnudo al sol, de Mariano Fortuny, subyace la impronta dejada por su abuelo paterno. En este sentido, las autoras abordan cada obra desde una contextualización enfocada a la identificación de las figuras y los pormenores recreados, como se aprecia en el Testamento de Isabel la Católica, de Eduardo Rosales, donde los pinceles componen un documento histórico no sólo del particular reflejado sino de todo un reinado. En otros casos, como Saturno de Goya, es necesario recordar que la obra formaba parte de un programa iconográfico mayor, el de la Quinta del Sordo, donde el maestro vivió días de soledad y enfermedad. Ojalá este trabajo sea instrumento para reclamar el cuidado que merecen nuestros mayores y un homenaje por su papel insustituible en nuestra sociedad y a lo largo de la historia, como reflejan los ojos de los grandes maestros de la pintura.

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