¿Pagar por visitar Venecia? Así se intentará frenar la masificación turística

El 16 de enero de 2023 se fraguará la medida del cobro por el acceso libre a la ciudad italiana de Venecia. La capital de la región del Véneto intentará así controlar el acceso masificado que sufre desde hace décadas: Venecia ha ido quedándose poco a poco sin vida. Desde principios de los 50 ha perdido hasta 120.000 habitantes y la causa principal ha sido un turismo incontrolado y, al parecer, incontrolable.

La medida empleada será la del cobro de una entrada cuyo preció fluctuará, dependiendo de la demanda, entre los 3 y los 10 euros. Hay excepciones: por ejemplo, si los turistas pernoctan más de una noche en la ciudad estarán exentos de pagar la tasa de entrada. Esta medida se suma a las que ya se han ido tomando a lo largo de los años, como la de prohibir el acceso de los grandes cruceros.

La ciudad nunca se cerrará

«Se trata de un método seguramente complejo, que no obtendrá aplausos inmediatamente ni consenso electoral, pero pondrá una piedra en el modelo turístico del futuro», ha comentado el concejal de Turismo de la ciudad, Simone Venturini. Según el responsable político, Venecia nunca se cerrará, pero sí habrá un límite en la cantidad de turistas que puedan acceder al centro de la metrópolis.

Son muchos los escépticos de estas medidas que creen que la ciudad se va a convertir en un museo al aire libre y que afirman que la ciudad corre peligro de perder su identidad, ya que disfrutar de Venecia es algo que difícilmente se puede hacer con el número de visitantes temporales.

30 millones de visitantes al año

Venecia es el triste icono de un turismo de masas que, a pesar de todos sus aspectos positivos, desangra los destinos que están en su punto de mira. La ciudad acoge a 30 millones de visitantes cada año, cifra que supera ampliamente lo aconsejado, y más para una ciudad de sus características, con complicados accesos e infraestructuras insuficientes.

No solo es por la cantidad de turistas, sino por los actos vandálicos que se producen durante las oleadas de visitantes. Hace un par de días se multó y expulsó a dos turistas australianos por hacer esquí acuático en los canales. La UNESCO ha amenazado con retirar a la ciudad de sus lista de Patrimonio Mundial si no se tomaban medidas.

Si algo ha demostrado Venecia es que el turismo excesivo se puede llegar a convertir en una enfermedad que podría incluso llegar a acabar con una ciudad. El abandono de la población local, los precios desmedidos y el deterioro de la ciudad son las consecuencias directas de esta dolencia.

Este problema no sólo se encuentra presente en Venecia. Sin ir más lejos, afecta también a ciudades como Barcelona o Madrid. Las Ramblas o Gran Vía se trasforman en un avispero de turistas en ciertas épocas del año. Ciudades como Dubrovnik, Ámsterdam o París también sufren la sobrecarga turística.

El caso de Venecia es el ejemplo anticipado de lo que puede ocurrir con el descontrol turístico. Desde el ayuntamiento se intenta concienciar a los que vienen de fuera mediante campañas con el lema de '#enjoy Respect Venezia'. Sin embargo, la pandemia sacó a la luz el problema de la despoblación local: sin la presencia de los turistas parecía el esqueleto de una ciudad fantasma.