Así es el Louvre de Abu Dabi: Da Vinci, Monet y tiranosaurios en la isla más sorprende del Índico
El Louvre de Abu Dabi celebra a lo grande su quinto aniversario al tiempo que la isla de Saadiyat, donde se ubica, avanza en nuevos y ambiciosos proyectos únicos en el mundo
Uno de los cuadros más enigmáticos y fascinantes de Leonardo Da Vinci, San Juan Bautista, ha dejado el Louvre para instalarse desde este mes de noviembre en el Golfo Pérsico, donde permanecerá durante los próximos dos años. El traslado forma parte del ambicioso programa cultural que la sucursal emiratí del museo parisino lleva a cabo para celebrar su primer lustro de vida.
La mirada estrábica del evangelista, una sonrisa que recuerda a la de la Mona Lisa y su famoso dedo apuntando al cielo en esa atmósfera casi de ensueño que crea el «sfumato», pueden contemplarse ahora en la galería 7 del espectacular edificio proyectado por el arquitecto francés Jean Nouvel. No todos los visitantes reparan en el cuadro que comparte protagonismo con otras pinturas y valiosos objetos del periodo 1500-1700. La sala lleva por nombre «La primera globalización», un periodo de extraordinarios intercambios culturales como demuestran los biombos japoneses traídos a Europa por los navegantes portugueses, los astrolabios árabes que cruzaron los océanos y otros objetos y ornamentos codiciados por los grandes imperios que abrieron nuevas rutas.
La actual globalización y ese viscoso elemento llamado petróleo no solo han traído a esta isla de la península arábiga una de las obras maestras del genio del Renacimiento y las arquitecturas superferolíticas de corte futurista. El Louvre Abu Dabi acoge hasta el próximo 5 de febrero de 2023 la más amplia y valiosa exposición de pintores impresionistas que jamás haya salido de Francia. En otra ala del museo, muy cerquita del Da Vinci y bajo esa extraordinaria cúpula única en el mundo, pueden contemplarse ahora obras maestras de Monet, Degas, Pissarro, Renoir…
En su mayoría cedidas por el Museo d’Orsay, los cuadros forman igualmente parte de la programación especial con motivo del aniversario de un museo que en solo cinco años ha conseguido ser un verdadero imprescindible de estas nuevas geografías con vocación y medios casi ilimitados para brillar en la aldea global.
Un archipiélago diverso
El Louvre de Abu Dhabi no está solo en esta isla inaudita de futuro asombroso llamada Saadiyat. Con frecuencia se olvida que la ciudad de Abu Dabi es una isla y que el propio emirato homónimo está formado por pequeñas islas, unas doscientas en total. Algunas no son más que trozos de arena en medio del mar arábigo y otras han adquirido en un tiempo increíblemente corto relevancia mundial.
La isla de Yas alberga el circuito de Fórmula I, que celebró el pasado domingo precisamente la última prueba del mundial y donde el miércoles de esta semana dio un concierto memorable Andrea Bocelli. Pero es sin duda la isla de Saadiyat la más fascinante y mediática. También la más ambiciosa y seguramente la más bella.
Saadiyat, la isla de la felicidad, en árabe, es una de las más hermosas de la región. Antes de que el petróleo cambiara para siempre el destino del emirato, era el lugar de recreo preferido de las familias acomodadas abudabíes, la mayoría comerciantes de perlas, que iban a la isla a pasar los días festivos en sus embarcaciones tradicionales, los dhows. Sus aguas se asemejan a las de Maldivas y tiene abundante fauna y flora, como tortugas y rayas, árboles y manglares.
El primer hotel que abrió en la isla, hace ahora once años, es el magnífico Park Hyatt. Excelentes hechuras y magnífico servicio para un resort que sigue siendo la mejor dirección de la isla. Un hotel en cierto modo premonitorio, pues Hyatt pertenece a la familia Plitzker. Sí, hay mucha arquitectura de prestigio en esta pequeña isla de 27 kilómetros cuadrados situada a solo 500 metros de la costa de Abu Dabi.
Aunque el Louvre de Nouvel se inauguró con un retraso considerable hace ahora cinco años, ya nadie parece acordarse de tanta demora. El dedo de San Juan Bautista apunta al cielo y las numerosas grúas que día y noche trabajan en la isla, también. Cuando vuela a su casa parisina, seguramente deje una Saadiyat muy diferente a la isla que encontró, aunque los proyectos no vayan cumpliendo los plazos previstos. Los cambios se notan de mes en mes. La fórmula imbatible de mano de obra barata, largas jornadas de trabajo, arquitectos estrella con nutridos y experimentados equipos internacionales, formidables recursos económicos y una ambiciosa visión que aspira a convertir la isla en uno de los más importantes polos culturales del mundo del siglo XXI son los mimbres con los que está urdida esta maquinaria.
El edificio más avanzado es el futuro Museo Zayed, cuya silueta puede verse perfectamente tanto desde la playa del Park Hyatt como desde el Louvre. Diseñado por Norman Foster, ha sido concebido en homenaje al sultán Sheikh Zayed bin Sultan Al Nahyan (1918-2004), fundador hace ahora 51 años del país. El museo estará dedicado a la cultura e historia del país, así como a ensalzar la vida y los valores de Zayed, gran amante de la naturaleza y los animales. Tras muchos años de retrasos y parones en la monumental obra, ya pueden apreciarse perfectamente las cinco torres metálicas de 125 metros de altura, que forman el museo y que se inspiran en el vuelo de los halcones, en referencia al gusto del sultán por la cetrería.
Un nuevo Guggenheim
La zona también albergará el Guggenheim de Abu Dabi, un proyecto de Frank Gehry en el que el nonagenario arquitecto lleva trabajando más de 20 años pero que no tiene ni tan siquiera fecha aproximada de apertura. También el centro de arte inmersivo del teamLab Phenomena y el Museo de Historia Natural, entre otros megaproyectos costosísimos.
Las paredes de este último suben a buen ritmo bajo la batuta del estudio holandés Mecanoo, dirigido por Francine Houben. Concebido con centro de estudios, investigación y museo, su colección incluirá el meteorito Murchison, que cayó en Australia hace más de 50 años, un dinosaurio de 67 millones de años apodado ‘Stan’, un Tyrannosaurus rex de 11,7 metros de largo, adquirido por el emirato en 2020 en una subasta de Christie’s por 31,8 millones de dólares.
Curiosamente, la célebre casa de arte tenía previsto sacar a la venta el próximo día 30 de este mes en Hong-Kong a Shen, otro esqueleto de tiranosaurio rex. Era la primera vez que se subastaba un objeto semejante en Asia. Sin embargo, tras las dudas expresadas por expertos sobre la autenticidad de algunos de sus huesos, Christie’s lo ha eliminado de la puja alegando que su dueño lo va a ceder prestado a un museo.
Los rumores apuntan a que Shen y Stan podrían compartir sala en un futuro en Saadiyat, sin duda la isla más inaudita del mundo que ahora acoge la enigmática sonrisa que Da Vinci quiso ver en San Juan. ¿Se ríe Leonardo de nosotros? ¿Intuía tal vez todo lo que iba a pasar en este trozo de desierto en su inmensa genialidad futurista? Paradojas de la vida, nunca estuvo el bautista tan cerca del Río Jordán.