Como dijo a El Debate el profesor Joan Manuel Soldevilla, experto en la figura del creador de Tintín: «Hergé quiso ser dibujante de cómics. Es decir, se convirtió en una leyenda como dibujante de cómics. Ahora bien, era un gran dibujante de cómics porque era un observador de la expresión artística en todas sus vertientes y de forma muy especial de la pintura. En sus trabajos de los años 20 y, sobre todo, de los años 30, se ven la influencia de las vanguardias, del futurismo, del cubismo o del surrealismo. En los años 60 el arte pop le influye y él influye en el arte pop. Y en ese proceso hay un camino muy interesante, porque él emprende el proyecto de ser pintor, pintor abstracto o pintor figurativo porque le apasionaba la pintura abstracta y la verdad es que hace una serie de cuadros evocan a Modigliani o a Miró. Él entró en la pintura, hizo unos cuadros interesantes, pero se apartó. Dijo no, quizás pensó que era demasiado mimético, que no podría encontrar su estilo... El caso es que volvió a los cómics y nos dejó aún algunos títulos absolutamente legendarios».