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Alhambra

La Alcazaba, la parte más antigua del monumento más visitado de España

¿Cuál es el monumento más visitado de España? No está ni en Madrid ni en Barcelona

España esconde secretos en toda su geografía. Sus ciudades se cuentan por patrimonios artísticos cada vez más conocidos

No es la Sagrada Familia, ni el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, por ejemplo. Ni en Madrid, ni en Barcelona, las ciudades que son la referencia del turismo español, está el monumento más visitado de España, una potencia turística mundial que supera con creces su atracción más allá de esos puntos cardinales.

España esconde secretos en toda su geografía. Sus ciudades se cuentan por patrimonios artísticos cada vez más conocidos. Catedrales, palacios, ciudades monumentales. Una riqueza incalculable y en auge respecto al interés y el conocimiento de los visitantes.

Sala de las Dos Hermanas

Sala de las Dos Hermanas

Es un poco la magia legendaria que llevó al escritor estadounidense Washington Irving a recorrer España sobre una cabalgadura en el XIX. La que le llevó a Sevilla y a Granada y, sobre todo, a La Alhambra, el palacio nazarí que le embrujó y del que escribió en sus cuentos para hacerlo más mágico aún.

Irving completó una historia extraordinaria. Vivió en las estancias de los antiguos reyes moriscos, cuyas ventanas daban al Jardín de Lindaraja, donde tuvo miedo por la lejanía de los aposentos en el palacio abandonado y sintió la emoción que transmitió la luz de la luna. Washington Irving mostró La Alhambra al mundo con sus cuentos, y desde entonces no ha dejado de generar interés.

Vista de la Alhambra desde el Barrio del Albayzín

Vista de la Alhambra desde el Barrio del Albaicín

Por esto en buena medida, por su leyenda y su estupenda conservación, La Alhambra es el monumento español más visitado del mundo, con una ocupación que ha rozado el 100 % en 2024. Precisamente los estadounidenses son, después de los españoles, los turistas más fieles al palacio nazarí formado por Jardines del Generalife o la Alcazaba. Con el Palacio de Carlos V incrustado en su historia, con las lágrimas de Boabdil, el último rey moro, y los relatos de Irving, habitante privilegiado y magnífico trovador de su belleza incomparable.

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