Cinco cuadros de Seurat, el creador del puntillismo que usó la ciencia para pintar
Los neoimpresionistas, con Seurat y Paul Signac a la cabeza, trataron de que la retina percibiera un solo tono en los puntos de colores, sin líneas
Georges Seurat fue el inventor del puntillismo, la técnica que consiste en crear una obra a base de diminutos puntos. Pequeñas pinceladas de color en contraste cuya inspiración fue mucho más allá de las musas. Primero fue el neoimpresionismo, la corriente fundada por el mismo protagonista cuyo nombre se lo puso el crítico Félix Fénéon en 1887.
Los neoimpresionistas, con Seurat y Paul Signac a la cabeza, solo utilizaban colores puros. Hicieron una cuestión científica del uso del color. Se trataba de que la retina percibiera un solo tono en los puntos de colores, sin líneas. Era lo contrario a la imagen velada del impresionismo: formas claras que daban la nitidez que les faltaba, por ejemplo, a las bailarinas de Degas.
Del salón oficial a los independientes
Se cuenta que el Ensayo sobre los signos inconfundibles del arte, donde el pintor de Ginebra Humbert de Superville hablaba de las líneas y de las figuras como en un teorema de Newton, fue el principio de todo. Entonces aún no alcanzaba los veinte años de edad, pero ya era un pintor sobresaliente desde la primera edad escolar.
A los 24 años expuso su obra por primera vez en el Salón oficial del Estado, el mismo que rechazó a los impresionistas a los que Seurat no mucho después se unió en la heterodoxia, en la revolución («sin jurado ni premios» era su lema), con la fundación de la Sociedad de Artistas Independientes que fue una de las claves de la transformación definitiva del arte.
Seurat incluyó en elnsuyo el estudio y casi el trabajo de laboratorio para conseguir los efectos soñados. La luz y el color eran los grandes intereses y retos. Con 25 años ya era una estrella prominente a quien se rindió hasta el impresionista Pisarro, que llegó a probar brevemente con el puntillismo.
Expuso en el Salón de los Independientes, en Bruselas, por toda Francia y en Nueva York. El circo fue su último cuadro. «Solo» le dio tiempo a pintar cuarenta cuadros en vida, más algunos monumentales. Apenas tenía 30 años cuando se murió de repente, muy rápido, tras una infección en la garganta, pero dejó su grande y particular impronta en la historia del arte.