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Cubierta de Desconocidos
‘Desconocidos’: los vínculos virtuales pueden ser tan frágiles como peligrosos
Todo aquello que se expresa desde el refugio juvenil puede tener graves consecuencias. Lozano atrapa con una historia que explora los límites entre ficción y realidad virtual y nos guía entre pistas y engaños hasta el desenlace
Quería reseñar esta novela juvenil pues, a pesar de no ser un clásico ni una novedad (su primera edición es de 2018), ganó el Premio Edebé de Literatura Juvenil y su autor, el zaragozano David Lozano Garbala, acaba de recibir, por segunda vez, el Premio Gran Angular con Intruso. Ya lo ganó en el 2006 con otra novela, casi de terror y ambientada en el subsuelo del casco histórico de Zaragoza, Donde surgen las sombras. Las tres tienen en común que cuentan con una magnífica narrativa de suspense que engancha al lector desde el primer momento, y que tratan temas como el mal, la culpa y el error, por no hablar de la fatalidad del destino; además, en el caso de la novela que nos incumbe, Desconocidos, se ve aderezada con valores tan importantes como el amor y la amistad.
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Edebé (2018). 220 páginas
Desconocidos
He querido recordar esta novela por varios motivos que pueden conseguir que los adolescentes se enganchen a la lectura. La trama central quizá ya esté muy manida en todos los ámbitos, no solo en el literario, pues trata la problemática derivada por el uso sin control de las redes sociales. Sin embargo, Lozano se acerca con una originalidad en el enfoque y, gracias a su agilidad en la narración y su calidad literaria, logra que resulte algo nuevo.
Toda la temática gira en torno a los problemas derivados de la imprudencia al emplear las redes. Veremos en sus páginas el acoso, el chantaje, las amenazas, el poder de controlar al otro, la violencia machista, el miedo que se deriva de todo ello… Son problemas a los que se enfrentan los jóvenes en la actualidad, ante los cuales no suelen tener la madurez necesaria o los recursos suficientes para afrontarlos con garantías y sin peligros para su integridad psicológica e incluso física. Todo aquello que se expresa desde el inviolable refugio de las habitaciones juveniles puede tener importantes consecuencias, tantas que, en ocasiones, la realidad supera a la ficción, como podemos encontrar, con verdadero pavor, en las páginas de Desconocidos. En ellas descubrimos la debilidad del vínculo virtual dentro de la inmensidad, muchas veces negra y peligrosa, de la red.
Me llama la atención el hábil narrador, que trata de engañarnos hasta las últimas páginas, pero que también va dejando pistas e insinuaciones veladas. Así el lector activo y avezado puede ir conjeturando sus hipótesis y darse cuenta de que algo no encaja con los personajes. Va dejando caer detalles que no cuadran, dando lugar a que el lector empiece a sospechar y desmonte todas sus teorías.La trama es rápida y sencilla. Nos la va encuadrando al principio de cada capítulo con la hora exacta (apenas discurren cuatro horas en toda la acción) y dos lugares concretos: el McDonald´s de la estación de Sants donde se han dado cita dos desconocidos, Lara y Wilde; y el Barranco de Sorts, a escasos quince kilómetros de Barcelona. Allí, la subinspectora Castell y el forense Millán analizan con todo detalle el cadáver de un joven, a la vez que plantean diferentes conjeturas. Con un inquietante paso de las horas, se van alternando ambas conversaciones.
En la estación de tren de la ciudad Condal, la romántica y soñadora Lara habla de literatura con el misterioso, inteligente y ocurrente Wilde, nick que él mismo ha escogido haciendo referencia a uno de sus escritores favoritos, el autor de El retrato de Dorian Gray, de quien se hace referencia más de una vez aludiendo a su belleza exterior y su alma podrida. Aunque ambos jóvenes mantienen una tensa relación en esos momentos de su primera cita, llena de recelos, su conversación no es intranscendente, más bien sorprende por sus reflexiones filosóficas y la intertextualidad literaria, pues no faltan referencias a clásicos como Zweig, Wilde, sagas actuales como Harry Potter, incluso poetas como García Montero. Mientras, en Sorts, la muerte del joven hace reflexionar a los adultos sobre la fugacidad de la vida, el dolor que puede llevar al suicidio, los motivos que conducen al asesinato… porque, hasta bien entrada la novela, todavía se plantean la duda: ¿accidente, suicidio o asesinato?
Para ponernos en contexto, el narrador se remonta dos meses atrás, momento en que se empieza a fraguar el juego virtual que quizá acabe en tragedia. Dos universitarios, en la habitación de su residencia de estudiantes, comienzan a «jugar» a Cyrano de Bergerac. Con escenas llenas de vitalidad, humor e ironía entre ambos muchachos, se preparan las conversaciones virtuales que poco más tarde, recién comenzado el verano, darán lugar a unas emocionantes escenas finales, que, con el alma en vilo, nos llevarán a la última pregunta, latente en toda la historia: «¿Cuál es el precio que se paga en el amor?»