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'El Fary' durante una actuación

'El Fary' durante una actuaciónGTRES

'El Fary' y la verdad de la noche que pasó con Ava Gardner

Se cumplen 85 años del nacimiento del cantante madrileño, fallecido en 2007, al que siempre acompañaron un sinfín de anécdotas y leyendas que él mismo contó y difundió

José Luis Cantero eligió el nombre de 'El Fary' en honor de Rafael Farina, la estrella del flamenco por la que siempre quiso cantar. Era taxista y le llamaban «el recortaíto» por su 1,55 de estatura. Una de las leyendas que se le ocurrieron fue que se compraba la ropa en la sección de niños, pero aquello era mentira.

El mítico intérprete de la no menos mítica canción El toro guapo, cuya fama sigue creciendo después de muerto en el recuerdo divertido de sus viejas frases e intervenciones públicas como aquella millones de veces repetida, todavía hoy, en la que decía «detestar al 'hombre blandengue'», también contó otras «mentiras» como la de que pasó una noche con Ava Gardner.

'El Farina de Las Ventas'

En realidad aquel episodio fue cierto, pero lo inconcreto de la revelación escondía que lo que sucedió es que la actriz estadounidense subió a su taxi para ir a un local nocturno y le pidió que la esperase en la puerta donde, efectivamente, la esperó hasta el amanecer para llevarla a casa.

'El Fary' grabó treinta álbumes y compuso más de 200 canciones que empezó a vender en el rastro y cuya idea y escritura explicó en intervenciones inefables. Trabajó en un bar siendo niño, apenas fue al colegio, repartió fruta y fue jardinero antes del taxi. Imitaba a los grandes del cante, como Farina, y por eso le llamaban «El Farina de las Ventas». Uno de ellos, Antonio Molina, le escuchó en un concurso de la radio y se lo llevó de gira en 1968.

Un farsante muy especial

Salió en bañador en Interviú diciendo «En la cama soy un monstruo», un ejemplo más de cómo agotó el prototipo del «macho» español que ya decaía en la sociedad pese a lo que se mantuvo, resistiendo contra todo, del mismo modo que revitalizó la copla en el momento de la llegada del pop y el rock extranjero que copaban las listas de éxito (eso sí fue verdad), para convertirse en un mito de eso mismo y de sí mismo.

El que fue su representante, Tibu, contó en sus memorias que «no fue tan golfo como decía, ni nada de nada», que era «un farsante de primera línea, pero muy especial», puede que la mejor definición de un artista muy querido y del hombre que sí y no pasó una noche con Ava Gardner.

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