Bono triunfa en la intimidad del Coliseum con un espectáculo teatral sobre su vida
El cantante de U2 hizo felices a los afortunados 1300 espectadores que acudieron al teatro madrileño para asistir a Surrender. 40 canciones, una historia
El Teatro Coliseum de Madrid se llenó con los ecos del cantante irlandés Bono que celebró ayer un íntimo espectáculo donde presentó su autobiografía. En las dos horas de concierto el líder de U2 consiguió dar uno de sus míticos conciertos que aúnan sus temas más conocidos con sus habituales monólogos y reflexiones sobre la vida, que ahora pueden leerse en las más de 700 páginas de memorias llamada Surrender. 40 canciones, una historia. Obra que ha presentado por medio mundo en 14 ocasiones y que tenía como último destino Madrid.
Sólo 1.387 afortunados –que además no se les permitió acceder con el móvil– pudieron disfrutar de la presencia del músico a escasos metros, esta vez sin la parafernalia con la que suele contar durante sus espectáculos. Una noche memorable en la que el cantante se «desnudo» y habló de forma íntima de su vida. En su monólogo no podía faltar el clásico humor con el que siempre se escuda y que utiliza como recurso para quitar tensión (que no importancia) a sus discursos.
«Algunas historias son para cantar y algunas canciones son para contar», explicó durante el concierto. La estructura de la función fue la habitual: los discursos se mezclaban a los temas cantados. Aunque esta vez, las palabras de Bono se tornaron en algo más íntimo: la causa del porqué se hizo cantante, los momentos que más le han marcado en su vida como artista, las personas más importantes para él…. «La mejor manera de hacer que alguien se convierta en una estrella del rock de estadios es a la irlandesa: que tu padre te ignore y luchar desde entonces por cantar cada vez más alto para que te oiga», así hablaba de su padre con quien sólo mantenía una relación glacial llena de sarcasmo, su progenitor le solía denominar como «el barítono que quería ser tenor».
La banda compuesta por la teclista y vocalista Gemma Doherty, la violonchelista Kate Ellis y el veterano productor de U2 Jacknife Lee a los teclados y la percusión respaldaron al cantante, que en menos de dos horas cantó algunas de las 40 canciones que entraban en su libro. Un concierto poco convencional dentro de su carrera en el que se convirtió en un humano de carne y hueso.
La muerte de su madre
Esta gira se compone de tres ejes principales: la relación con su mujer, sus compañeros de U2 y con sus padres. Desde sus comienzos como cantante y activista en los 80 hasta el veterano músico que es en la actualidad. Una trayectoria errante que ha ido evolucionando a lo largo de los años. Durante el concierto relató el dolor que supone la pérdida de una madre antes de tiempo, el vacío que te deja y el posterior duelo que uno tiene a medida que vas desligándote de ese recuerdo.
La muerte de su madre no hizo más que agravar la ya complicada relación con su padre, lo único que parecía unirlos era la música de Pavarotti –mantuvo una buena amistad con el tenor– que por cierto sonó en el concierto de anoche. El final de la función fue Bono sentado frente a un público mudo, deslumbrando con un sólo que arrancó los aplausos del público y dio por terminada una velada para el recuerdo.