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Bruce Springsteen and the E Street Band perform the first concert of their 2023 tour at Amalie Arena on Wednesday, February 1, 2023, in Tampa, FL, USA

Bruce Springsteen y la E Street BandGTRES

Bruce Springsteen se entrega a Barcelona

Volvió Bruce Springsteen a tocar el pasado viernes en Barcelona. Después de seis años de ausencia se iniciaba en el Estadio olímpico Lluís Companys la gira europea que llevará a Springsteen y la E-Street Band a casi 30 conciertos en 3 meses. ¿Y cómo estuvo?

Se pudo ver al Springsteen de siempre, aunque algo cambiado. Empezó con su clásica No Surrender, como un himno a su estilo vital de no rendirse. 40 años lleva el Jefe tocándola y sigue luchando ese combate contra el tiempo que tanto protagonismo tomaría después.

Fue el Springsteen más director que se recuerda. No fue extraño verlo dando numerosas indicaciones a los suyos para seguir una precisión milimétrica a la par que una libertad y dominio del espectáculo descomunal, dejando mucho protagonismo a la mejor banda de rock del planeta. Porque eso es también lo que tiene Springsteen, una cantidad y variedad de músicos y sonidos que para muchos sería imposible de armonizar. Un par de solos de guitarra con Prove It All Night, la aparición temprana del saxo de Jake Clemons en Ghosts y The promise land y el grupo ya tenía al público en el bolsillo y entregado. Llegábamos a Candy's Room, donde aparecía el teclado y la batería de Max Weinberg. Nos abría así el camino que saliera el gran equipo de vientos en Kitty's Back. Guitarras a un lado ordena Springsteen, y la canción era ya solo de ellos. Una de las interpretaciones de la noche.

Pero si algo sabe dominar «The Boss» son los tiempos. Sacaba en Nightfit (canción de su último álbum de versiones) las grandes voces de coristas que le acompañan y lapidaba el mito de que «no es tan buen cantante». Siguieron otras más y menos antiguas. Con Human Touch se encendían miles de luces en la grada y con Mary's place Springsteen recordaba la aquella mítica actuación de 2002 en la ciudad. Todo estaba preparado para un fiestón. Y justo en ese momento se para todo y Springsteen habla.

Eso es lo que hace tan especial a Bruce Springsteen, jamás se deja nada, se entrega del todo a un público que se le rinde

Habla de su amigo de juventud George Theiss. Con él se fue el último miembro de su primera banda, The Castiles (1965-1968). Con su fallecimiento Bruce se quedó solo. Ahora él es el último hombre en pie: Last man stading. Esa muerte le ha recordado que a él también le llegará lo inevitable. El estadio calla. 55.000 personas de todas las edades atendiendo a su ídolo. Por eso hay que disfrutar, vivir al máximo y disfrutar de cada momento. Y eso es o que piensa dar, todo lo que lleva dentro está a punto de entregarlo allí mismo. El grito de Springsteen en la canción es un grito al cielo con mezcla de rabia y súplica. Porque eso es lo que hace tan especial a Bruce Springsteen, jamás se deja nada, se entrega del todo a un público que se le rinde. Y no ha terminado.

Suena Backstreets y el estadio sabe que ha llegado el momento. Ahora sin contemplaciones. Sólo una sucesión de notas, de piezas insuperables para una noche histórica. Because the night saca a escena a un, hasta el momento, discreto Nils Lofgren que se sale con su solo de guitarra. Otro de los momentos más espectaculares de la noche. El estadio se cae con Wrecking Ball, The Rising, Badlands y Thounder Road. Es imposible imaginar mejor final. Llega una improvisada despedida, pero el público pide más, y Bruce Springsteen responde. Reto aceptado.

Volvía la batería a un solo especial con Born in the USA, todo el ritmo de Born to Run e incluso Patti Scialfa, Michelle Obama y Kate Capshaw (mujer de Steven Spielberg), se atrevían con los coros en Glory Days. Para terminar un baile en la oscuridad y Tenth Avenue freeze -out. Springsteen se queda con el pecho descubierto como diciendo «aquí está todo lo que soy, soy vuestro».

Ha terminado. Como buen jefe despide a su banda mientras el público rompe a aplaudir. Bruce se queda. Se apagan todas las luces salvo una leve que lo alumbra a él. Y comienza el último mensaje, la última entrega: I'll see you in my dreams (Te veré en mis sueños), dedicada a su amigo, a sus amigos que lo han dejado, «porque la muerte no es el final» también le dice a Barcelona os amo, os veré en mis sueños y reiremos de nuevo. El cuerpo no nos da para más. Él termina bien, pero el público apenas se tiene en pie. La emoción es brutal. Quieren más pero no pueden más. Eso es Bruce Springsteen, la música al servicio de un deseo de plenitud, de libertad, de alegría y unidad, al servicio de la esperanza de que algún día volveremos a verlo en nuestros sueños. Jon Landau dijo en 1975 que había escuchado el futuro del Rock'n roll, su nombre era: Bruce Springsteen, y era verdad.

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