Por qué David Bowie en realidad no tenía un ojo de cada color

Una de las características más notables de David Bowie eran sus ojos. Columbres de distinto color. O eso se creía y siempre fue lo que pareció. Pero no. Los ojos del autor de Starman eran distintos, pero no por el color. La diferencia eran las pupilas. Una de ellas estaba más dilatada que la otra, lo que producía el efecto de mayor oscuridad.

Una persona puede tener cada ojo de distinto color, lo que se llama heterocromía, pero no era el caso de Bowie. Según cuenta en Uppers la neurocientífica Conchi Lillo, lo que padecía el cantante era anisocoria, una asimetría de las pupilas debida a un golpe en la infancia que le produjo la parálisis de los músculos que contraen el iris.

El artista originalmente conocido como David Jones tenía 15 años cuando se peleó con un amigo por una chica. El puñetazo de George Underwood le llevó directamente a urgencias. «Solo quería ponerle un ojo morado por la chica, no pensé que le dejaría una marca duradera», dijo.

Después Bowie permaneció cuatro meses hospitalizado y nunca volvió a ver con claridad debido al traumatismo. A pesar de todo, Underwood y Bowie se reconciliaron y fueron amigos toda la vida. Aquel fue miembro de The Konrads, la primera banda de David, y más tarde diseñó varias portadas de sus discos, como The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars de 1972.

De este modo su pupila quedó permanentemente dilatada. Una suerte de caracterización natural que contribuyó de modo perenne a la extravagancia en el aspecto del británico: el maquillaje esencial, además del artificial, la psicodelia, la vanguardia y la androginia que personalizaron los primeros tiempos del artista.