Cuatro grabaciones de los grandes genios del jazz que puedes encontrar en Youtube
Los grandes mitos del jazz han marcado la norma para las siguientes generaciones de jazzistas. Sus grabaciones clásicas siguen marcando la pauta, pero en plataformas de Youtube podemos encontrar testimonios impagables de su genio en directo
Miles Davis, la estrella absoluta del jazz. No hubo otro más grande después de él. Profeta del cool jazz, coincidió y tocó con los genios de la edad dorada del jazz, los gigantes del bebop: Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Art Blakey, pero nadie como Miles Davis fue capaz de llevar la improvisación a los niveles de perfección donde los llevó él.
Davis fue, tal vez, el último gran innovador del jazz. Se adelantó tanto a su tiempo que nadie ha sido capaz de sacar los sonidos a la trompeta que fue capaz de desarrollar Davis. Después de él, los que han logrado alcanzar su nivel se han tenido que contentar con repetir lo que él hizo, sin superarle.
Convertido en una estrella absoluta, un rockero del jazz, Davis afrontó su última etapa como artista con absoluta libertad, lo que le permitió llevar la experimentación musical a su extremo con la fusión del jazz con los más diversos estilos musicales.
Después vendrían los años oscuros, las drogas, las enfermedades y su decadencia creativa a partir de los 70.
Justo antes de entrar en esa fase autodestructiva dejó una muestra de su genio para la improvisación en este concierto de 1969 en Copenhague.
Si Miles Davis fue el profeta del cool jazz y del jazz fusión, Charlie Parker lo fue del bebop. Este estilo jazzística rompió con la edad del swing, las grandes bandas y la popularización del jazz como fenómeno de masas.
Parker llevó el jazz de vuelta a sus orígenes con la búsqueda de nuevos armónicos y progresiones, alejándolo de las masas y acercándolo a un oído más refinado y exigente.
El saxofonista de Kansas City abrió al jazz nuevos horizontes con arpegios modificados y nuevos acordes que modificaron por completo el jazz, dejando atrás los ritmos de Nueva Orleans y convirtiendo el jazz en un género más urbano, destrozando la melodía a partir de la cual se improvisa, haciéndola irreconocible, modificándola de tal modo que se crea una obra nueva.
Charlie Parker y Coleman Hawkins dejaron en 1950 este testimonio imprescindible de su genio inigualable. Atención al instante en el que Parker toma el testigo de Hawkins en esta jam session: así nació el bebop.
Chet Baker, el James Dean del jazz. Su vida es un viaje hacia la autodestrucción. Personaje que bien podría haber salido de una novela beat de Jack Kerouac, Baker se construyó una imagen de músico rebelde, melancólico y autodestructivo.
Amante de los coches deportivos, del lujo, las mujeres y las fiestas, trató de abrirse camino en Hollywood y fracasó. Pronto cayó en las drogas. Se hizo adicto a la heroína, pasó por la cárcel y su camino a la autodestrucción acabó con una paliza en 1966 en un probable asunto de deudas.
Los criminales se cebaron en particular con sus manos y su mandíbula, conscientes de que eran su medio de vida.
Con la boca destrozada, Chet Baker tuvo que volver a aprender a tocar la trompeta para volver a los escenarios y trató de desintoxicarse. Su sonido se volvió más oscuro, menos contundente, una sombra de lo que fue. Murió en 1988 tras caerse de la ventana de su hotel en Ámsterdam después de consumir un cóctel letal de drogas.
Pese a ser ya de su etapa final, esta grabación con otro mito del jazz, Stan Getz, en 1983, muestra a un gran Chet Baker crepuscular que, de no haber caído en las adicciones, podría haber disputado con los más grandes el trono del jazz.
En muchos sentidos, el pianista Thelonious Monk fue un genio incomprendido. Llevó la obsesión por la técnica hasta sus últimas consecuencias. Su nombre, probablemente, quedará por siempre asociado al bebop más refinado y complejo.
De hecho, a él se le atribuye haber fijado las reglas del bebop en los clubes de jazz de Nueva York que luego Parker llevaría a su más alto exponente.
Monk, sin embargo, evitaba el estilo estridente de otros cultivadores del bebop. Sus grabaciones muestran un modo de improvisación más calmado, más místico. Esa espiritualidad del jazz, precisamente, lo cultivaba también con una cuidada puesta en escena y unos vestuarios que lo acercaban a una figura cuasisacerdotal.
En 1969 en Berlín dejó esta grabación que sirve para hacerse una idea de lo que era asistir a un recital de Thelonious Monk.