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Liam y Noel Gallagher en la foto promocional de su regreso como Oasis

Liam y Noel Gallagher en la foto promocional de su regreso como OasisEFE

Por qué es buena idea que Oasis vuelva, pero en realidad no

Los redactores de Cultura de El Debate comparten sus impresiones sobre el sonado regreso de la banda británica

Parece que vuelven Los Beatles, pero en realidad no. Oasis es (o fue) una gran banda. Muy exitosa. Grandiosos en el Reino Unido y en el mundo. Autores de himnos. Protagonistas de una época musical y generacional inolvidable, subiéndose en marcha al tren de los grandes grupos como U2, The Cure, Depeche Mode o los inmortales Rolling Stones, mirándose en el espejo de los «Fab Four», a quienes idolatraban y casi seguían como los estoicos a Sócrates. Los Beatles sí eran Sócrates, pero Oasis no eran precisamente los estoicos. Sí unos macarras de Manchester que tocaban temazos y enloquecían al público.

Mario de las Heras

Los flequillos, la pandereta y esas canciones que sonaban antiguas, como a infancia, pero que eran nuevas. Era el brit pop o eso decían. Una nomenclatura periodística que nada tenía que ver con la música. Por ahí andaban Pulp y Blur y también otros. No se parecían mucho entre ellos. O nada, pero lo llamaban brit pop. Por británico, que lo era. Sin duda. Al otro lado del Atlántico estaba el grunge, Nirvana y Pearl Jam, sobre todo. Nirvana tenía la misma mala cara que Oasis (más bien Kurt Cobain, quien llevaba unos Gallagher por dentro) que siempre fueron unos broncas, unos tipos malencarados. Eran en persona el contraste con su música feliz. Esa era otra de sus especialidades. Unos desagradables que hacían canciones agradabilísimas que también estaban en el caletre, no tanto en el resultado final, de Cobain.

El mundo personal de los Gallagher era el reverso de su mundo musical. No tenían (no tienen) nada que ver el uno con el otro. Y en ese contraste hay una atracción irresistible. O había. A mediados de los 90 aquello era una fiesta. Whatever o Wonderwall sonaban en esa década y para siempre como Lolly Pop en los 50 y para siempre. Es la música de una época, pero no son músicos para esta época. Por eso su regreso tiene un impacto relativo. Todo el mundo quiere estar en el acontecimiento, pero los tiempos son otros. Ellos no son la familia (a pesar de ser familia, la curiosa paradoja) que son los Rolling Stones, U2 o Depeche Mode.

El asunto huele a (legítimo) dinero. Pero falta por ver cómo se lo toman. Si la edad ha hecho mella y ha acabado con sus niñerías irreconciliables o si la madurez en su caso es un mero nombre que no les va. Desde luego Liam, pasado con creces los 50 no ha dado demasiadas muestras de saber comportarse de otra forma que en los 90 (pero lo hará, a buen seguro, lo otro sería la definitiva travesura), en una suerte de nostalgia malsana, se diría que casi cutre por la incapacidad de adaptación. No es lo mismo ver a un joven rockero en la cresta de la ola escupiendo que a un hombre de mediana edad haciendo lo mismo. Aquello molaba (o podía molar) y esto no. Pero de algún modo lo que venga molará. O a lo mejor no. Si tuviera la oportunidad de ir a uno de sus conciertos iría sin dudarlo soñando con que voy a escuchar Lolly Pop en pleno siglo XXI.

Miguel Pérez Pichel

En tiempos en los que el panorama musical está dominado por grupos y cantantes de escaso talento malamente enmascarado detrás del auto-tune, en donde Taylor Swift revienta estadios de medio mundo sin conocerse muy bien cuáles son sus méritos, el regreso de Oasis es, por necesidad, una buena noticia. Casi un milagro.

Con Oasis regresan las viejas bandas de rock que nacieron a finales de los 60 (aunque ellos son de los 90), empezaron a morir con el fin de siglo y llevan un siglo XXI agonizando entre estertores.

¿Es Oasis el mejor grupo de la historia del rock? En absoluto. De hecho, en el brit pop de los 90 hubo otras bandas mejores. Pero Oasis es un símbolo de una época, de una generación. Su abrupto final tras una chabacana pelea entre Liam y Noel Gallagher no podría ilustrar de un mejor modo el final de un modo de hacer música.

Las bandas de guitarras cañeras, letras subversivas, melodías épicas y cantantes y guitarristas convertidos en auténticos héroes homéricos dejaban paso a una nueva era en la que el rap, trap y el pop pueril pasarían a presidir las listas de los temas más escuchados.

El panorama musical necesitaba un elemento disruptivo. ¿Puede ser la vuelta de Oasis ese elemento que altere la escena musical, la saque de su abotargamiento y abra de nuevo las puertas a nuevas viejas bandas de guitarras?

Algunos de aquellos viejos roqueros siguen en la escena musical para goce de nostálgicos entrados en la ancianidad e incondicionales del rock que escuchan a Led Zeppelin como quien escucha a Bach.

Los Rolling Stones, ACDC, Red Hot Chili Peppers, U2, Bruce Springsteen, Status Quo, Robert Plant, Paul McCartney, Blur (los archirrivales de Oasis) o los mismos Noel y Liam Gallagher por separado, han mantenido vivo el fuego del viejo rock alejados de las preferencias musicales de las nuevas generaciones para las que Travis Scott, Bad Bunny o Beyoncé son la referencia.

En ese sentido, ver a Oasis de nuevo en los escenarios –de manera tan inesperada– es un motivo de celebración, un motivo para el optimismo, como lo fue ver a ACDC arrasar en el Estadio de la Cartuja el pasado mes de junio, o a Red Hot Chili Peppers arrancar la larga carrera hacia los Juegos Olímpicos de Los Ángeles el pasado 11 de agosto.

Sin embargo, al mismo tiempo el regreso de Oasis deja un regusto a revival nostálgico o a mera operación de marketing, un intento de resucitar un cadáver, o de recuperar la gloria pasada que, por mucho que nos empeñemos, no podrá regresar.

Oasis fue un gran grupo en su álbum debut, Definitely Maybe (1994), y en su segundo trabajo, (What's the Story) Morning Glory? (1995). Mantuvieron el tipo en el álbum Be here now (1997) y se entregaron a la autocomplacencia a partir de entonces cómodamente situados como la banda de rock más grande del momento.

¿Es la vuelta de Oasis el equivalente musical a la obsesión de Hollywood por recuperar sus grandes éxitos cinematográficos con secuelas, precuelas y reboots que nos han dejado pastiches tan innecesarios como las nuevas películas de La Guerra de las Galaxias o las interminables series de Marvel? Si es así, nada bueno puede traer el regreso de los de Manchester.

También puede ser que el regreso de Oasis no sea más que un estallido, una luz que ilumine unos pocos minutos antes de volver a apagarse sin dejar rastro alguno. En la prensa británica, de hecho, ya se empieza a especular sobre cuánto tardarán los hermanos Gallagher en volver a tirarse la guitarra a la cabeza o, incluso, si llegarán a terminar la gira antes de separarse de nuevo.

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