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El oso Misha, la mascota de los Juegos, junto a la palabra "paz" en Moscú en 1980

El oso Misha, la mascota de los Juegos, junto a la palabra «paz» en Moscú en 1980GTRES

¿Cabe el boicot deportivo a Rusia como a la URSS en los Juegos de Moscú?

Mientras EE.UU. o la UE anuncian «sanciones severas» a Rusia tras la invasión de Ucrania, sus equipos y representantes deportivos siguen disputando sus compromisos por el mundo

En la prueba de 100 metros lisos, solamente cuatro veces en la historia de los Juegos Olímpicos no hubo ningún miembro estadounidense en el podio. La primera vez fue en Ámsterdam 1928, la segunda en Montreal 1976, la tercera en Moscú 1980 y la última en Atlanta 1996. De todas las ocasiones, solo la penúltima se debió al boicot de Estados Unidos a la URSS debido a la invasión de Afganistán.

Al bloqueo se sumaron directamente Alemania Occidental, Canadá, Argentina, Chile, Japón, Turquía y Noruega. Otros muchos países lo hicieron después de distintas formas y por distintos motivos. En una época en que la profesionalización del deporte no era tan extensa ni tan importante como hoy, los Juegos suponían el mayor (y casi único) evento deportivo donde lograr una gran repercusión de una protesta. Ningún deportista de estos países participó en los Juegos rusos, privándolos en gran medida de su significado.

La bandera olímpica en representación del campeón británico de natación, Duncan Gooodhew

La bandera olímpica en representación del campeón británico de natación, Duncan GooodhewGTRES

Más de cuarenta años después, Rusia, el país matriz de la Unión Soviética, ha invadido otro país, Ucrania (una de las antiguas repúblicas socialistas). Sin Juegos de por medio y con multitud de diferentes deportes y competiciones internacionales con equipos y deportistas rusos implicados, ¿cabe un boicot deportivo en Rusia semejante al de 1980?

Mientras Estados Unidos, la UE o la OTAN, entre otros países y organizaciones mundiales, anuncian «sanciones severas» a Rusia, ¿es preceptivo, razonable, justo o indiscutible que los países y las organizaciones deportivas mundiales hagan lo propio en sus respectivas responsabilidades? En Alemania, el equipo de fútbol Schalke 04 ha retirado la publicidad de Gazprom de sus camisetas, a pesar de que con ello digan más que presumiblemente adiós a los millones de euros que recibían de la empresa gasística rusa.

La UEFA se mueve

El piloto de Fórmula 1, Sebastian Vettel, ha asegurado que no correrá el Gran Premio de Sochi en septiembre. El campeón del mundo, Max Verstappen, le apoya. El FC Barcelona de baloncesto ha cancelado el viaje que le iba a llevar a disputar sendos partidos europeos en San Petersburgo y Moscú. El pasado jueves, sin embargo, se jugó un encuentro de la Europa League entre el Betis y el Zenit ruso en Sevilla.

¿Deberían haberse cancelado todos los compromisos con equipos y deportistas rusos en el mundo de forma inmediata y conjunta? En 1980 Reino Unido, Francia y Australia dieron libertad a sus deportistas para participar. Los que lo hicieron compitieron bajo la bandera olímpica. Esta posibilidad no se les dio a los deportistas estadounidenses bajo amenaza de revocarles el pasaporte.

La estatua de Lenin frente a la Llama Olímpica en el estadio Lenin en Moscú en 1980

La estatua de Lenin frente a la Llama Olímpica en el estadio Lenin en Moscú en 1980GTRES

La protesta de las federaciones internacionales no impidió el boicot político de un acontecimiento deportivo, el más importante de la época. Los miles de intereses económicos que mueven el deporte en la actualidad hacen difícil, casi imposible, que se produzca un hecho similar en protesta por el asalto ruso. Quizá nunca antes el deporte, por su profesionalización y sus propios intereses, estuvo tan lejos (tan cerca, como la película de Wim Wenders) de la política.

Sin embargo, la posible decisión de la UEFA de sacar la final de la Champions League de Rusia, abre la puerta a una posibilidad como la de hace más de cuarenta años en plena Guerra Fría. No parecía posible que la política pudiera invadir como entonces el deporte para lograr sus objetivos, pero, quién sabe, más allá de decisiones personales como la de Vettel, la del Schalke 04 u otras que se puedan (y seguramente se vayan a) producir.

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