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Bahamontes sube la colina durante la 15ª etapa del Tour de Francia, entre Lunchon y Toulouse, el 11 de julio de 1958

Bahamontes sube un puerto durante la 15ª etapa del Tour de Francia, entre Lunchon y Toulouse, el 11 de julio de 1958AFP

Cuando Federico Martín Bahamontes se paró a comer un helado en plena etapa del Tour de Francia

A Federico Martín Bahamontes, mito del ciclismo y leyenda del deporte español, siempre le acompañó una gran anécdota en su exitosa carrera: la del helado. La historia, tan graciosa como real (aunque con una explicación más deportiva que mítica), acompañó al ciclista toledano, fallecido este martes a los 95 años.

Ocurrió en el Tour de 1954. Ese año ganó la clasificación de la montaña, un premio con mucho honor y que consiguió en otras cinco ocasiones más. No es por tanto una exageración hablar de Bahamontes como el mejor escalador de la historia del ciclismo. En plena ascensión de La Romeyre (17ª etapa de aquella carrera), el español se escapó con muchísima ventaja.

Bahamontes coronó con «14 minutos de ventaja», según declaró el propio Federico (que en realidad se llamaba Alejadnro), aunque las crónicas rebajan esa distancia. Pero sí era mucha. Lo que hizo el ciclista fue pararse, acercarse a un vendedor de helados que había en la cima y hacerle un gesto de dos. Dos bolas le decía. Se cogió un helado de cucurucho de dos bolas. Y se lo comió tranquilamente.

La historia es real, confirmada por las crónicas de la época y el propio Bahamontes. Pero el motivo no es porque se viera tan superior y se pusiera a comerse un helado (de vainilla) ante tanta ventaja. La realidad es menos épica, pero igualmente curiosa.

Por la rueda rota

En el ascenso a La Romeyre a Bahamontes se le había roto la rueda trasera. Unas piedras le cayeron y le rompieron dos radios de la rueda. «Cuando llegué a la cima estaba nervioso y cabreado», contó en una entrevista el protagonista. Él consiguió llegar arriba como pudo, demostrando que además de piernas tenía cabeza. Forzó la rueda a tope. Pero descender con el estada esa bicicleta era un peligro.

Federico Martín Bahamontes

Federico Martín Bahamontes, leyenda del deporte español

Y ese fue el motivo por el que se paró en la cima y aprovechó para comerse un helado. Lo hizo no por el tiempo que sacaba a sus rivales sino para esperar el coche de su equipo. Tenía que reparar la rueda trasera y no podía hacer la bajada con ese desperfecto. Hasta que no viniese el vehículo para repararlo no podía bajar. Y de ahí que durante la espera se comiera el helado.

Fue por tanto una decisión obligada la de quedarse ahí. Aquella etapa, que se disputó entre Lyon y Grenoble, ni la ganó porque acabó perdiendo mucho tiempo. Se recuperó de lo que perdió arreglando la bici, pero acabó dándole una «pájara de escándalo» y perdió tiempo. Pero la historia del helado quedó para siempre en el anecdotario español deportivo y también como una de las cosas más curiosas del Tour de Francia, carrera que ganó cinco años después, en 1959.

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