Arabia Saudí y una lluvia de millones que llega ya a todos los deportes
Fútbol, tenis, motor, golf y tantos otras disciplinas han caído ya bajo la influencia saudí, dominador del deporte actual a nivel mundial
Preguntas y respuestas sobre la millonaria marcha de Jon Rahm a la Superliga saudí del golf
Arabia Saudí ha puesto sus ojos en el deporte mundial como una medida para asentar su influencia en todo el mundo. El país con más petróleo del planeta lo está dando todo para conquistar cada rama de cada deporte que se les va presentando. Su capacidad de inversión y ambición no tiene límites; los beneficios que, ellos creen, sacarán, tampoco.
Es en el fútbol donde su revolución más está llamando la atención, pero las garras de los altos mandos saudíes están lejos de limitarse al deporte rey. Llegan a cada rama y cada ámbito, en una medida clara de sportswashing, es decir, la intención de blanquear un país donde no se respetan los derechos humanos con la presencia de algunas de las estrellas deportivas más destacadas del panorama mundial.
Usar el deporte, y a sus estrellas, como un instrumento para enmascarar ante la población el despotismo saudí, y así lavar la cara exterior del régimen mientras el control y el poder es cada vez más grande.
Fútbol y el Mundial
Poco a poco ha ido creciendo la influencia saudí en el mundo del fútbol. Primero, se hicieron con el control de pequeños torneos de los países más potentes, como es el caso de la Supercopa de España y de Italia que ahora se juega ahí.
Luego, en la mejor y más importante liga del mundo, la inglesa, lograron un equipo que funcionara como cara visible del país: el Newcastle. Les llenaron de millones, supieron invertirlos bien y, sin necesidad de esperar, el equipo ya ha estado este año disputando la Champions League.
El siguiente paso fue potenciar la liga nacional, llenándola de millones, fichajes ostentosos y, aunque en el tramo final de sus carreras, algunos de los mejores jugadores del mundo. Cristiano Ronaldo abrió el camino fichando por Al-Nassr, pero, tan solo el último verano, la lista de fichajes es impresionante e imposible de creer hace escasos meses: Karim Benzema, Neymar Jr, Sadio Mané, N´Golo Kanté, Roberto Firmino, Riyad Mahrez, Fabinho, Marcelo Brozovic, Aymeric Laporte, Jordan Henderson e incluso promesas como Gabri Veiga. Una revolución en toda regla.
Organizan el Mundial de Clubes que se está realizando estos días y, el gran objetivo, casi que dado por hecho ya, es el Mundial de 2034. No tienen competidores, pues nadie puede hacerles clara económicamente. Y allí querrán llegar con una selección potente, que pueda competir. El primer caso ha sido robarle el entrenador a la selección italiana, Roberto Mancini, campeón de la Eurocopa hace dos años.
Golf y el golpe sobre la mesa con Rahm
Arabia Saudí también ha metido la cabeza en el lujoso mundo del golf creando el LIV Golf, un circuito paralelo que rivaliza con el habitual PGA Tour. Como en el fútbol, las astronómicas cantidades de dinero que se reparten en premios han sido razón suficiente para convencer a algunos de los mejores golfistas del panorama mundial de abandonar la tradición y apostar por llenarse el bolsillo.
El último ha sido Jon Rahm, que se ha unido a la Superliga saudí pese a sus palabras de que, en su carrera deportiva, solo le importaba la historia y el prestigio del PGA. No ha sido el primero en irse allí, en este nuevo circuito que no llega a los dos años de vida, pero sí puede ser el punto de quiebre respecto a como conocíamos el golf: o el PGA se pone a negociar para llegar a puntos en común, o tiene todas las de perder ante la oferta económica del petróleo saudí.
Motor: Dakar, MotoGP y Fórmula 1
A los deportes de motor también llegan las ramificaciones del poder saudí, y cada vez con más fuerza. Desde 2020 son la sede del rally más famoso y duro del mundo, el Dakar. También están potenciando infraestructuras para desarrollar ellos mismos pilotos ganadores en un futuro no muy lejano.
Respecto a la MotoGP, la futurista ciudad de Neom se postula para albergar un Gran Premio en un período de tiempo de, como mucho, tres años.
El premio gordo es la Fórmula 1, en la que llevan meses negociando con Liberty Media su adquisición plena por una cantidad próxima a los 20.000 millones. Mientras eso sucede, cuenta con el patrocinador principal de la competición -Aramco-, y obtuvieron desde 2021 el Gran Premio de Yeda y hasta han logrado cambiar el calendario para que las carreras se celebren en sábado en su territorio.
Tenis: NextGen Finals y nuevo Masters 1000
El calendario de tenis también se ha visto alterado ante la pujanza saudí. Todo parece indicar que se han hecho con un nuevo Masters 1000, que era su gran objetivo. Supondrá el décimo del calendario y será el primero en disputarse, a principios de año, sirviendo como una especie de presentación estelar de la temporada, si bien esto puede provocar un efecto dominó que acabarçia por completo con la gira australiana tal y como la conocemos. El nuevo evento tendría lugar dos semanas antes del inicio del Open de Australia, dejando solo una semana de descanso a los jugadores entre un evento y otro.
La inversión de los saudíes podría ser de cientos de millones de euros, cifras desorbitadas de las que ya se vieron una pequeña pista en las recientes NextGen Finals de Yeda, donde compitieron los ocho mejores tenistas sub-21 del mundo.
La posible incursión en el baloncesto
El baloncesto es uno de los principales deportivas que se está viendo liberado de la influencia saudí...aunque quizás no por mucho tiempo. Es un secreto a voces que un equipo de Dubai, Emiratos Árabes Unidos, puede formar parte de la próxima Euroliga, con partidos en territorio asiático e incluso la Final-Four (quieren organizar las ediciones de 2024, 2025 y 2026). Si esta medida encaja y triunfa, parece cuestión de tiempo que Arabia Saudí se lance a imitar a sus vecinos. Y después del baloncesto europeo, el siguiente objetivo en caer sería la NBA.
Incursiones en otros deportes
Incluso el fútbol americano, un deporte propio de Estados Unidos, de difícil acceso para el resto del panorama mundial, puede caer bajo el paraguas saudí. Albert Breer, reportero especializado en la NFL (la liga estadounidense de fútbol americano) reconoció «que no sería descabellado considerar que los sauditas pujaran y compraran un equipo existente de la NFL».
En atletismo, Riad lleva dos años consecutivos organizando uno de los Maratones más importantes del año. La cita deportiva, organizada por la Federación Saudí de Deportes para Todos – SFA, por sus siglas en inglés-, repartió entre los ganadores diferentes premios por un valor total de 260.000 dólares en las distancias profesionales de 42 y 21 kilómetros.
En balonmano, el presidente de la Real Federación Española de Balonmano, Francisco V. Blázquez, y su homólogo en la Federación de Balonmano de Arabia Saudí, Fadel Ali Alnemer, rubricaron hace poco un importante acuerdo de colaboración para el desarrollo del balonmano en todas sus facetas en el país asiático.
No parece haber límite, ni fin, a las ambiciones de Arabia Saudí. Está dotándose de una industria deportiva de alta competición que incide en los mercados mundiales de fichajes y de derechos de transmisión en fútbol, tenis, fórmula 1, golf y tantos otros deportes. Cristiano, Benzema, Rahm y tantos otros se están convirtiendo, millonadas mediante, en cómplices de un sistema que utiliza al deporte como escape y distracción ara lavar la cara exterior del régimen, basado en el rigorismo islámico y en la esclavización de la mujer.
Todo forma parte de una estrategia, de un arma geopolítica, que busca enriquecerse lo máximo posible sin importar lo que deja atrás, metiendo sus crímenes y su falta de derechos humanos bajo la alfombra que es el negocio del deporte de élite.