Las contradicciones de la Vuelta a España: emoción y sopor en una carrera con todo por decidir
Con el pelotón sesteando en algunas etapas, la tercera grande del ciclismo se encamina a su punto álgido con los favoritos lejos del triunfo final
Momento surrealista en la Vuelta: dos corzos cruzan la carretera y se llevan por delante a dos ciclistas
Con el ecuador de la prueba superado, la Vuelta a España sufre en sus carnes algunos de los problemas habituales del ciclismo moderno y otros que se intensifican en esta cita. Después de un intenso verano en lo deportivo y con la liga de fútbol recién comenzada, el pelotón no termina de atraer la atención del público masivo, ese que solo se engancha en las grandes citas.
La tercera grande de la temporada es la del final de las vacaciones, con varias etapas disputadas en agosto. Aunque esto podría ser un aliciente quienes están de vacaciones, también es un lastre para el espectáculo. Este mismo año hemos visto como algunos ciclistas han sufrido por el calor, llegando incluso a retirarse. No solo eso, jornadas como las de Sevilla dejaron un paupérrimo espectáculo, con los corredores llegando con una hora de retraso a meta.
La desidia del pelotón, alentada en este caso por las altas temperaturas en Andalucía, va acompañada de la dejadez de muchos equipos a la hora de luchar por las escapadas. Cada vez es más habitual, y esto es algo que ocurre a lo largo de todo el año, ver como solo los «pequeños» entran en la fuga. El espectador conoce el guion de la película antes de empezar: dos o tres esforzados por delante, el gran grupo gestionando y neutralización a menos de 20 kilómetros para la meta y sprint final para decidir la victoria. Difícil lograr audiencias masivas así.
Los ciclistas siguen empeñados en desperdiciar buena parte de las etapas y, al mismo tiempo, la experiencia les demuestra una y otra vez que, si lo hacen, pueden tener premio. Que se lo digan a Ben O´Connor, que supo aprovechar el duro terreno entre las montañas de Málaga para exhibirse en solitario y dar un vuelco a los planes de casi todo el mundo al ponerse líder y con más de cuatro minutos de ventaja respecto a los favoritos.
La Vuelta 2024 comenzó en Lisboa sin un claro dominador. Con Pogacar descansando después de su doblete en el Giro y el Tour son muchos los corredores que pueden hacerse con la victoria final en Madrid. Sin duda, esto es un aliciente para la prueba y, como se ha visto, abre el abanico de posibilidades. Para colmo, la gesta de O'Connor y su ventaja ponen todavía más emoción y obligan a Roglic, Carapaz, Mas y compañía a moverse para recortar la diferencia.
El esloveno ha recuperado el ciclismo más valiente, pero su estilo no es habitual. Otros corredores optan por el conservadurismo y no pocas veces las etapas de montaña se convierten en otro disco rayado en el que el grupo se va reduciendo hasta que alguno de los favoritos lanza su ataque a escasísimos metros de la meta. Sin embargo, en esta extraña edición de la Vuelta estamos viendo movimientos de hombres tan poco dados a ello como el español Enric Mas, criticado una y otra vez por su falta de valentía.
España busca referentes
El ciclismo cuenta con una base sólida de aficionados, sin embargo, desde hace algunos años carece de un referente que le permita dar un salto adelante en interés. No cabe duda de que, como ocurre con otras tantas disciplinas, ese plus solo lo puede dar la presencia de un corredor español luchando por los grandes triunfos.
Alberto Contador ganó su última Vuelta hace diez años. Desde entonces, aunque otros hombres han llamado la atención, ninguno ha conseguido pelear verdaderamente por la general. Por ese motivo, es una sorpresa positiva que el mallorquín del Movistar haya cambiado su actitud este 2024. La afición también cuenta con Mikel Landa y sigue soñando con las jóvenes promesas españolas.
Juan Ayuso fue baja de última hora, pero Carlos Rodríguez si tomó la salida en Lisboa. Ellos son los llamados a dar alegrías a la afición en los próximos años. Pese a todo, frente a ellos se erigen verdaderos gigantes de la competición con los que prácticamente comparten generación: Pogacar, Van Aert, Evenepoel y compañía les pondrán muy difícil las cosas.
Lucha en el norte
Con todos riesgos y alicientes, la Vuelta ya recorre el norte de España, donde se decidirá buena parte de la contienda. Subidas míticas como la de los Lagos de Covadonga serán fundamentales para determinar si O'Connor consigue retener el maillot rojo en un terreno tan duro. La diferencia que mantiene con el resto y su buen nivel en otras carreras hacen presagiar una dura batalla.
Roglic, Carapaz o Enric Mas no podrán esperar a los dos kilómetros finales de cada etapa para recortar la diferencia y eso anima al espectáculo. Por su imprevisibilidad, y por no tener tanta presión como el Tour, la Vuelta suele ser escenario propicio para gestas, movimientos sorpresa y estrategias arriesgadas. Si los deportistas quieren, todavía hay tiempo para acaparar portadas y espectadores.