El segundo hombre más alto del mundo compite en los paralímpicos y está obligado a dormir en el suelo de la Villa
El iraní Morteza Mehrzadselakjani mide 2,46 metros de altura y compite en voleibol sentado
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La Villa Olímpica de París durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos ha generado numerosas quejas de los deportistas, aunque todos los problemas expuestos hasta la fecha eran subsanables. Sin embargo, la situación de Morteza Mehrzadselakjani, jugador iraní de voleibol sentado que mide 2,46 metros de altura es mucho más compleja. Como una de las principales figuras de su equipo, Mehrzad –que es como se le conoce– ha enfrentado dificultades en la Villa Paralímpica, la cual ha resultado inadecuada para sus necesidades.
A diferencia de su experiencia en Tokio, en esta ocasión no se le ha podido ofrecer una cama que se ajuste a su imponente altura, lo que lo ha obligado a dormir en el suelo. Hadi Rezaeigarkani, entrenador de la selección iraní, confirmó que no entra en la cama debido a su gran tamaño. «Dormirá en el suelo. No tiene una cama adecuada, pero está concentrado en un objetivo muy importante. No le importa si tiene que descansar en el suelo o si las condiciones no son ideales. Lo único en su mente es convertirse en campeón», explicó el técnico.
Con una altura de 2,46 metros, que le ha permitido destacar en el voleibol sentado, Mehrzad se enfrenta ahora a este problema que puede influir en su descanso. El destacado atleta, que ya cuenta con dos medallas de oro paralímpicas obtenidas en Río y Tokio, busca sumar un tercer oro en París, pese a las dificultades que enfrenta en la Villa Paralímpica.
La historia de Mehrzad es bien conocida en Irán, donde fue protagonista de un programa televisivo que documentó su vida hace más de una década. Fue precisamente ahí donde le descubrió el seleccionador iraní.
Su lesión crónica
A través del programa, compartió cómo la acromegalia, una enfermedad que provoca un crecimiento excesivo debido a la sobreproducción de hormonas, ha influido en su vida. Con 16 años Mehrzad medía 1,90 y fue cuando le diagnosticaron esta enfermedad. Por aquel entonces, él jugaba al baloncesto y en Irán lo consideraban como una estrella en ciernes.
Sin embargo, justo a esa edad una fractura de pelvis causada por un accidente en bicicleta le dejó una diferencia de 15 centímetros entre sus piernas, lo que le impide caminar con normalidad y le obliga a desplazarse con muletas o en silla de ruedas.