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Magnus Carlsen en vaqueros durante el Mundial de ajedrez

Magnus Carlsen en vaqueros durante el Mundial de ajedrezInternational Chess Federation

El ajedrez mundial se humilla ante Magnus Carlsen

Nueva York ha sido testigo de una doble genuflexión de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) ante un jugador que aprovecha su tirón mediático para hacer y deshacer a su antojo. Magnus Carlsen, que hace ya tres años renunció al cetro mundial, sigue marcando el ritmo ante una institución que no quiere perder el foco. Lo ocurrido esta semana evidencia que el noruego puede dar jaque mate en cualquier momento.

Se celebraba el Mundial de partidas rápidas en la ciudad estadounidense. El ajedrez, uno de esos pocos mundillos en los que se mantienen algunos códigos, exige a los contendientes un estilo de vestimenta y Carlsen decidió saltárselo. Acudió en vaqueros al torneo y fue expulsado. Sin embargo, tras algunos exabruptos a lo influencer del número 1 del ranking, la FIDE dio marcha atrás y lo readmitió. Por el camino, humillación para unos y contrato de publicidad millonario con una marca de ropa para el otro.

Con ese precedente, Carlsen se ha visto con el tablero a su favor y ha dado un paso más. Se jugaba el título contra un viejo conocido, el ruso Ian Nepomniachtchi, su rival en su última defensa del Mundial clásico, el más preciado. Después de siete partidas y con empate en el marcador, ambos tomaron la insólita decisión de compartir la corona. Algo nunca visto y que establece un peligroso precedente por el visto bueno de la FIDE. El noruego apelaba al cansancio de ambos contendientes y ese es precisamente el factor que ha marcado muchas de las grandes partidas de la historia. Pierde el ajedrez y pierden los aficionados.

Carlsen se ríe de la federación

En julio de 2022, el vigente campeón del mundo de partidas clásicas removió los cimientos del ajedrez. Tras diez años de reinado y cansado de los extenuantes duelos por el título, Magnus Carlsen anunció su renuncia en esta categoría, dejando vacante el trono en el que se sentaron leyendas como Kasparov, Fisher o Karpov. En aquella ocasión, la FIDE no tragó con el cambio de reglas que propuso el noruego y buscó un nuevo rey.

Desde entonces se han disputado dos Mundiales y el ajedrez ha tenido dos campeones: Ding Liren y el indio Dommaraju Gukesh, que derrocó al chino hace solo unas semanas. En el primero de los dos duelos disputados, en 2023, Carlsen optó por «contra programar» y se dedicó a emitir algunas de sus partidas en Twitch con un tono más que desenfadado que incluía a varias chicas bailando al fondo de la sala.

El ajedrez vive un gran momento en cuanto a popularidad. Las aplicaciones móviles y las retransmisiones online han renovado el interés por un juego que es mucho más que el simple movimiento de las piezas. Sin embargo, el Mundial clásico ofrece un espectáculo demasiado lento y complejo, algo muy diferente a lo vertiginoso de las partidas blitz que hemos visto estos días en Nueva York y que, por unas cosas y otras, tanta atención han atraído.

Carlsen sigue apareciendo en esos torneo, habitualmente tarde, y con un look juvenil que a muchos gusta. ¿Busca la FIDE la vuelta de Magnus a su evento más estimado? ¿Quiere evitar a toda costa que abandone definitivamente sus torneos? Estos guiños pueden ser un intento de congraciarse con el noruego, pero se corre el peligro de perder la identidad por el camino.

En toda esta historia solo el estadounidense Hans Niemman se ha atrevido a levantar la voz y criticar la decisión de la Federación: «El mundo del ajedrez es oficialmente una broma», se quejaba en redes el 18º del ranking, acusado por el propio Carlsen de hacer trampas hace unos años. Está por ver si el camino de los 64 escaques avanza por la senda de la tradición o se echa en manos de la «streamingización».

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