Lo que cambió tras la muerte de Jules Bianchi, el último piloto que perdió la vida en la Fórmula 1
Este domingo se cumplen 7 años del fallecimiento del piloto francés: la FIA intensificó enormemente las medidas de seguridad de los monoplazas
Unido a Ferrari, Jules Bianchi era un piloto con talento, joven y con una sonrisa de oreja a oreja para todos. Tras debutar en 2013, su futuro en la F1 estaba unido a la legendaria escudería de Maranello. No obstante, en su segundo año con Marussia, llegó el fatídico Gran Premio de Japón de 2014.
Una fuerte tormenta atacó al circuito de Suzuka durante la carrera y, debido a ello, Adrian Sutil perdió el control de su coche y terminó contra las protecciones. Salió el Safety Car a la vez que una grúa para retirar el monoplaza del alemán. Sin embargo, Jules perdió el control de su Marussia en esa misma curva y chocó a gran velocidad contra la grúa.
Bianchi fue llevado a un hospital de Japón, donde se le diagnosticó daño axonal difuso, una grave lesión cerebral que ocasionó que quedara en coma
Bianchi fue llevado a un hospital de Japón urgentemente, donde se le diagnosticó daño axonal difuso, una grave lesión cerebral que ocasionó que quedara en coma. Semanas después, fue trasladado a Niza, su ciudad de origen, donde luchó por su vida durante los siguientes meses. El recuerdo del fatal accidente sufrido por Jules en Japón dejó tocada a la parrilla para las últimas carreras de la temporada.
Finalmente, el 17 de julio de 2015, Jules Bianchi perdió la vida nueve meses después del fatal accidente en Suzuka. Su muerte se produjo días antes de la disputa del Gran Premio de Hungría. En ese evento, los pilotos, abrazados unos a otros, formaron un círculo dentro del cual estaban sus cascos junto al de Bianchi antes de la carrera junto a la familia del francés. Fue un homenaje en el que la emoción atravesó los corazones de todos los espectadores.
Las decisiones de la FIA
El fatídico accidente del francés provocó que la FIA, al fin, reaccionara y se centrara mucho más en la seguridad de los pilotos. El máximo organismo del automovilismo se focalizó en dos cuestiones que fueron claves en el accidente de Bianchi: los elementos externos en pista y la cabeza del piloto.
El tremendo choque del piloto de Marussia contra la máquina era fácilmente evitable. La FIA, días después, publicó su explicación de lo sucedido. En este informe se decía que Jules iba demasiado rápido y que al perder el control del coche por culpa del aquaplanning ya no había forma de pararlo. Esto provocó mucha indignación, pero el organismo tomó una medida de seguridad basada en su argumento.
Para la temporada siguiente apareció el Virtual Safety Car. Su función, ya conocida por todos, es la de obligar a los pilotos a reducir la velocidad de los monoplazas en caso de que haya un elemento externo en la pista como comisarios, un coche parado o una grúa. Al no salir el coche de seguridad real, no es necesario reagrupar a los pilotos.
Por otra parte, tras mucho debate y polémica, la FIA terminó implantando de forma obligatoria para todos los equipos el halo. Este elemento fue muy criticado en su momentos debido a que no era estético, afectaba a la aerodinámica de los coches y a los pilotos les costaba más salir del monoplaza en caso de accidente.
Sin embargo, tras solo cuatro años y medio después de su introducción en 2018, es evidente que el halo ha salvado ya varias vidas en la Fórmula 1, entre las cuales se encuentran las de Lewis Hamilton, Romain Grosjean o la más reciente, la de Guanyu Zhou en Silverstone 2022.
Finalmente, también se decidió reforzar en 2019, a raíz del accidente de Jules y de otros como el de Massa en Hungría en 2009, el material con el que se crean los cascos. De esta forma, se buscó una protección balística más avanzada, una absorción de energía aumentada y un área de protección extendida para los pilotos.