Fundado en 1910
Russell abandona el circuito de Albert Park tras un fallo en su coche

Russell abandona el circuito de Albert Park tras un fallo en su cocheEFE

Las polémicas decisiones de la FIA que han obligado a Fernando Alonso a pedir soluciones en la F1

Las decisiones de Dirección de carrera han marcado el inicio de una ajustadísima temporada

Disparidad de criterio, sanciones de ida y vuelta o exceso de celo. Solo se han disputado tres grandes premios en el Mundial de Fórmula 1 y todas las miradas ya están puestas en la FIA (Federación Internacional de Automovilismo) y los comisarios de carrera. El caos sobrevenido en Australia, con quejas por parte de muchos pilotos, obliga a tomar medidas.

Fernando Alonso pide soluciones. En su caso, dos de sus tres podios consecutivos han estado marcados por la incertidumbre. En su caso, ha salido beneficiado, pero ha tenido que esperar y luchar en los despachos para refrendar lo logrado en el circuito.

El caso más flagrante se vivió en Arabia Saudí. Después de una primera sanción por colocarse mal en la parrilla de salida, los jueces esperaron al final de la carrera para anunciar un segundo castigo por cumplir mal el primero durante su parada en boxes. El de Aston Martin perdía momentáneamente el tercer puesto y ponía a trabajar a su escudería.

El podio 100 en la carrera del asturiano se confirmó horas después, cuando la FIA entró en razón y se adecuó a la literalidad de su reglamento y a la diferencia entre «tocar» y «trabajar» en el monoplaza durante la penalización en boxes. No tuvo la misma suerte Esteban Ocon en Baréin, en la primera prueba del año cometió los mismos errores que Alonso y terminó por retirarse.

Los errores de colocación en la parrilla de salida de Ocon y Alonso tuvieron su castigo. Con esos antecedentes, la polémica se desató al terminar el Gran Premio de Australia con un ilustre protagonista. En la última salida relanzada de la carrera era Max Verstappen quien no estaba en su sitio. A pesar de la evidencia de las imágenes, la FIA optó por no abrir una investigación en un momento en el que todo era caos en el paddock.

Excesiva neutralización

Dos de los tres primeros circuitos de la temporada, Yeda y Albert Park, comparten estrechez, algo que multiplica las posibilidades de ver un safety car durante la carrera. En ambos casos se cumplió la norma, aunque pudo no ser así.

En Arabia Saudí, el coche de Lance Stroll sufrió un problema y el equipo le pidió que se detuviera. El piloto canadiense de Aston Martin buscó una escapatoria y dejó el monoplaza a buen recaudo tras las protecciones. Sin embargo, Dirección de carrera optó por desplegar el coche de seguridad y justificó su decisión en la falta de cámaras en el circuito. Los comisarios no podían saber dónde estaba el vehículo de Stroll y se curaron en salud.

Ese safety car queda en nada después de lo ocurrido en Australia. Un primer coche de seguridad salió a pista a las primeras de cambio tras el accidente de Charles Leclerc en el arranque. Pocas vueltas después era Alex Albon quien tiraba por tierra un gran fin de semana con un fuerte golpe contra las protecciones. Comenzaban los verdaderos problemas para la FIA.

En un primer momento optaron por el coche de seguridad, lo que llevó a algunos pilotos a entrar en boxes en un movimiento estratégico. Unos minutos después decidían sacar una lenta bandera roja que detenía la prueba y llevaba a todos los pilotos a los garajes en lo que se reparaban las zonas destrozadas por el Williams con su impacto. George Russell perdía el liderato y Carlos Sainz bajaba desde la tercera a la undécima posición.

Caos en Australia

Pero el caos llegaría en las postrimerías del gran premio. A cuatro vueltas del final era Magnussen quien estallaba un neumático de su Haas y termina por retirarse. De nuevo, la FIA elegía primero el safety car y después paraba la carrera con otra bandera roja que presagiaba un final de locos. Con ruedas frías y solo dos vueltas por delante, los pilotos tendrían que salir a darlo todo desde la parrilla de salida.

La reacción de los tres primeros no dejaba duda, aquello no tenía mucho sentido. Si los restos de la rueda del Haas eran un peligro, mucho más lo podía ser una primera curva con el cuchillo entre los dientes. «Lo hablaremos en la próxima carrera», comentaba Alonso al finalizar la prueba.

Y ocurrió lo esperado, Carlos Sainz, en plena lucha con Stroll, entraba pasado en la primera curva y se llevaba por delante a Fernando Alonso. El asturiano no tardaba en quejarse por radio de una bandera roja innecesaria y que no sería la última. Si los españoles protagonizaban un momento dramático, mucho peor era la situación en Alpine, con sus dos pilotos chocando entre sí y destrozados contra los muros. Carrera detenida definitivamente y una vuelta final tras el omnipresente coche de seguridad.

Los comisarios volvían a hacer acto de presencia en el ínterin entre la segunda relanzada y el final de la prueba. Por un lado, Aston Martin conseguía que se siguiese la jurisprudencia marcada el año pasado en Silverstone y recuperaban la tercera posición de Alonso al no haberse completado una vuelta desde la salida a la bandera roja. El gran perjudicado era Carlos Sainz, que no solo perdía el podio.

Distinta vara de medir

El piloto madrileño estallaba en el interior de su monoplaza cuando le informaban de los cinco segundos de penalización que iba a sufrir por su choque con Alonso. «Es inaceptable», gritaba por radio al tiempo que pedía poder hablar con los comisarios tras la carrera. El otro protagonista del incidente reconocía la «dureza» del castigo y señalaba a los jueces por organizar una montonera derivada de una salida con ruedas frías y difíciles de controlar.

Tenían motivos para quejarse en Ferrari y argumentos para comparar. El primer k.o. del Gran Premio de Australia era Charles Leclerc, su otro piloto. El monegasco acababa en la puzolana tras un incidente en los primeros giros con Lance Stroll. El propio Leclerc exculpaba a su rival, pero después de la carrera era difícil no comparar las situaciones.

Dos de los capos de la Fórmula 1, Max Verstappen y Fernando Alonso, han coincidido en señalar a la FIA y su mala decisión al sacar la segunda bandera roja en Albert Park. La pasada temporada ya fue necesario un golpe en la mesa por parte de los pilotos para exigir más seguridad. Después de tres carreras, ya han levantado la voz.

comentarios
tracking