¿Qué le falta a Carlos Sainz para ganarse a la afición española de la F1?

Ganar. Esa podría ser la rápida y sencilla respuesta a la pregunta que titula este artículo. Y no nos faltaría razón. A Carlos Sainz le falta ganar. Lleva 166 carreras en la F1 y solo ha ganado una vez. Bien es verdad que de los nueve años que lleva en este deporte los cinco primeros no tenía coche para luchar por la victoria, pero los últimos tres conduce todo un Ferrari, sueño de cualquier piloto.

La escudería italiana no es lo que era, pero sigue siendo Ferrari. Y claro que ha tenido muchas ocasiones en los últimos tres años para subirse a lo más alto del cajón. Pero Sainz solo lo hizo en Silverstone 2022, una fecha en la que creímos que se abría una nueva etapa en su historia personal. Pero ahí se quedó. Siete días después se retiró en Austria porque su coche se le incendió. Esa fue una buena metáfora para su, por ahora, discutida trayectoria.

Pero la falta de triunfos no es la única razón. Hay otros que explican por qué Carlos Sainz, imagen también importante del deporte español, no llega a penetrar en el aficionado nacional como lo hace, no ya Fernando Alonso, sino otros grandes deportistas de nuestro país.

Sainz es ya el 33º –sí, 33– piloto con más carreras en la historia de la F1 después de participar en 166 grandes premios. La lista la lidera Fernando Alonso (360) y Max Verstappen, vigente campeón mundial, lleva 167, uno más que Carlos. La diferencia es abismal: el neerlandés firma ya 37 victorias, 22 poles, dos Mundiales... y la cuenta parece que no se va a quedar ahí.

No se atreve

Sainz, que es contemporáneo a Verstappen en la F1, solo tiene una victoria. Y tres poles. Y multitud de ocasiones perdidas. Esa es su gran condena. Carlos es un piloto que no se atreve y que peca de ser excesivamente conservador. Sainz espera primero y actúa (mucho) después. Y cuando actúa es demasiado tarde.

Son varias las ocasiones en las que el madrileño no da el paso. Para triunfar en la F1 también necesitas ese punto 'rebelde' en la pista, arriesgar para acabar ganando. Sainz espera atrás y no da espectáculo, otra de las razones por las que no llega a conquistar a los aficionados a la F1. Es muy plano: pilota bien, sin más, sin grandes alardes y pensando más en acabar que en ganar una posición. Esa es una buena estrategia si tienes un coche dominador, pero cuando tienes que pelear la cosa se complica.

La sombra de Fernando

No podemos obviar que Fernando Alonso se lleva prácticamente toda la carga mediática del ámbito español de la F1. El asturiano tiene una personalidad arolladora que puede con todo y es una de las figuras más importantes en la historia de este deporte.

Eso, evidentemente, resta a un Sainz que compite por el mismo mercado a nivel de aficionados. Sin Alonso a buen seguro Carlos tendría más focos y los huérfanos del bicampeón le abrazarían con mayor ganas. Pero ahora conviven y Alonso se lleva el 95 % del mercado español de la F1.

Se condena con sus explicaciones

A menudo Carlos Sainz se condena con lo que dice antes y después de las carreras. En alguna ocasión, incluso saliendo en las primeras posiciones, ha llegado a decir que será conservador y «esperaré» a lo que ocurra con sus rivales.

En el último Gran Premio en Azerbaiyán, en el que quedó a 20 segundos de su compañero Leclerc, argumentó que «me ha faltado confianza en frenada y no he tenido buen ritmo». Eso aleja al aficionado del piloto por mucho que también esa parte sea importante en la F1. Un piloto de Ferrari no puede decir (al menos públicamente) que no tiene «confianza» porque te aleja de esa vitola de gran piloto.

A la afición le gusta los pilotos valientes y que arriesgan. Eso sí, siempre con cabeza. A Sainz le falta ese punto. También el creerse que está en Ferrari, escudería histórica que va unida a la F1 como deporte y de la que se espera siempre valentía y destreza. Es por ello que no solo es un tema de ganar y en su familia bien lo saben: su padre es una leyenda a los que los españoles abrazaron también cuando perdía.