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Que no parezca soberbia

Este Madrid parece que lo pueda todo y de manera natural. Incluso jugar al futbol.

Actualizada 23:15

Escribo notas mientras veo la final del Athletic contra el Madrid en el ordenador, a un lado un folio doblado para lo que enseguida cuento, y al otro el Tuiter para vacilar un poco y ver qué se cuenta el respetable. Se preguntaba en un tuit Rafa Cabeleira, gran tipo pero despistado en la cosa del fútbol, si «¿puede ser el Real Madrid con menos jugadores odiables de la historia? Me caen bien el 90%, creo». Lo del 10% restante lo interpreto como una rebeldía nostálgica. Lo que me gustaría señalar es que si lo dice un culé algo está pasando, quizá una especie de ordenamiento lógico de las cosas, que no el normal. Este Madrid parece que lo pueda todo y de manera natural. Incluso jugar al futbol. Escribió los versos Eloy Sánchez Rosillo en ese maravilloso poemario que llamó La Rama Verde Bien a la vista este prodigio ocurre./ Y a la naturaleza le resulta/ tanta complejidad cosa de nada.

El gol del Modric es de los que hace que parezca fácil la belleza, donde lo complicado fluye y no puede ser de otra manera; te dice, eh, mira cómo crece Rodrygo con discreción, esa que pierde en cada línea según avanza hacia el gol, que solo hubo en la portería del Athletic, porque en la del Madrid Courtois podría encajar en aquello de «en las trincheras del día a día de la vida adulta, el ateísmo no existe», que les dijo David Foster Wallace en la Universidad de Kenyon en la ceremonia de graduación. Si no han visto el penalti que le paró a Raúl García, háganlo.

Decía en otro tuit Emilio Gude al final del partido que «El Madrid gana y si no gana, es un fracaso». Y no lo decía como una penitencia, que incluso al madridista que se queja de ese peso, le gusta en la intimidad. El Athletic no estuvo mal, le escribí a Madina por Whatsapp, «lo que pasa es que este es el mejor Madrid en mucho tiempo», que es como decimos algunas cosas las personas educadas para que no parezca soberbia. Y contra este Madrid de todos esos que es imposible que al verlos jugar te pueden caer mal, que dicen algunos culés, jugó el Athletic, al que la mala suerte quiso que, y esta era la ocasión, no le tocara el Barça en la final.

«Y sucedieron cosas/ plácidas o revueltas, e incluso, en ocasiones,/ duras y amargas. Existir es eso:/ Un azar incesante», también escribió Eloy Sánchez Rosillo. ¡Hala Madrid!

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