Un año después de Messi: las lágrimas con las que empezaron dos crisis

Hace exactamente un año se hizo oficial aquello que parecía imposible haber visto en el mundo del fútbol: Leo Messi dejaba el Barcelona. La imagen del club catalán, el mejor jugador de su historia, al que le dieron absolutamente todo a nivel deportivo y económico y su principal referente se marchaba del Barça –y gratis– una vez que ya había terminado su contrato un mes antes. Fue el mayor terremoto en un mercado de fichajes en muchos años y más tal y como acabó sucediendo, con el argentino marchándose al PSG, gran rival del Barcelona.

Se cumple el primer aniversario de la oficialidad del adiós de Messi en el Barcelona y la realidad es que esa marcha traumatizó a ambas partes. Nada más irse el argentino se descubrieron de forma ya pública los verdaderos problemas económicos que tenía la entidad catalana, la inmensa mayoría de ellos debido a las exigencias económicas que Messi siempre pidió, a renovación por año, y que el club le dio. El adiós de Messi, que se produjo tres días después entre lágrimas, ha supuesto dos crisis: la del Barcelona, deportiva y económica, y la del propio Messi, lejos del nivel que se le presuponía.

Sin duda al Barça le fue peor. Aún se sigue sangrando por la sombra de Leo, que acompaña al club casi a diario. Y no quieren superar esa etapa, ya que Laporta alimenta la idea de que el argentino debería volver para retirarse y que están en deuda con él. El presidente culé fue el que más alimentó la idea de que la continuidad de Messi era posible, pero a la hora de la verdad se dio cuenta que seguir con Leo era hipotecar el club y llevarlo prácticamente a la ruina.

Aferrados a esa esperanza, y noqueados por el adiós, el Barcelona se quedó huérfano y fue incapaz de aceptar que una nueva etapa se abría. Koeman expresó siempre que no tenía equipo para los tradicionales objetivos del Barça y le echaron. Xavi repitió lo mismo y le dan ahora todo lo que pide aunque sea a base de jugársela para siempre. El club se está reconstruyendo ahora, un año después de Messi. Lo hace a base de gastar una cantidad ingente de dinero, alejado de la idea que siempre representó Leo: la mejor cantera del mundo. Nadie se pregunta ya dónde quedaron los canteranos y todos entienden que para salir de la grave crisis la solución es gastar muchísimo dinero.

El año después de Messi fue el del desastre deportivo 'salvado' por una segunda plaza en liga que poco menos que se celebró como un título. Le eliminaron dos veces en Europa, la primera incapaz de superar a un Benfica que iba tercero en la liga portuguesa. 20 años después el Barça tuvo el enorme fracaso de caer en una fase de grupos de Champions. Después vendría algo peor, cayendo en Europa League ante el Eintracht. En la Copa del Rey cayeron rápidamente y en la Supercopa de España el Real Madrid les eliminó a la primera.

Messi, también tocado

A Messi no le fue mucho mejor, pese a que su imagen siempre esté ligada a ser el mejor futbolista. No lo fue en París. No solo los datos reflejan que su año muy discreto -tan solo seis goles en la débil liga francesa, tres de ellos ya sin gran valor al ser en las últimas jornadas- sino que su figura se quedó lejos de lo que fue y quedó totalmente opacada por la de Mbappé. Messi en París no es el líder deportivo del proyecto y además falló en los momentos clave cuando intentó coger galones. Bien lo sabe el Real Madrid, que le paró en Champions con un penalti clave que falló el argentino y después en la vuelta le ahogó con una imagen muy icónica: la carrera que le ganó Modric.

Fue una debacle de las que se recuerdan tras varias generaciones y que no se pudo mitigar por ganar otra vez la Ligue 1. Bien lo dijeron los aficionados del PSG que dedicaron todo tipo de insultos a los jugadores, también a Messi. En total anotó 11 goles (la mayoría intrascendentes) e hizo 15 asistencias en los 34 partidos que disputó con el PSG. Y sobre todo se quedó otra vez lejos del objetivo que le obsesiona desde hace años, la Champions, de la que hay que recordar que tan solo ha jugado una final en los últimos 10 años.

"A pesar de haberse llegado a un acuerdo entre el FC Barcelona y Leo Messi y con la clara intención de ambas partes de firmar un nuevo contrato en el día de hoy, no se podrá formalizar debido a obstáculos económicos y estructurales (normativa de LaLiga española). Ante esta situación, Lionel Messi no continuará ligado al FC Barcelona. Las dos partes lamentan profundamente que finalmente no se puedan cumplir los deseos tanto del jugador como del club. El Barça quiere agradecer de todo corazón la aportación del jugador al engrandecimiento de la institución y le desea lo mejor en su vida personal y profesional”. Así rezaba el comunicado -histórico- del Barcelona en el que anunciaba la marcha de Messi. Lo justificaron echando la culpa a Tebas, incapaces de reconocer todas las cosas mal hechas anteriormente. De eso se cumple ahora un año y ninguno se ha sacudido las heridas desde entonces.