El calvario del Real Madrid en España que contrasta con los éxitos a nivel internacional

No está siendo España el lugar más feliz para el Real Madrid de Carlo Ancelotti. Cuando juega dentro de nuestras fronteras el equipo blanco se 'marea', no se encuentra a sí mismo y no es capaz de sacar muchos partidos adelante. Y cuando sale de España hace lo contrario: brilla en cada encuentro, gana títulos y hace actuaciones legendarias como la que hizo hace dos semanas en Liverpool.

Este Real Madrid tiene dos caras. El empate ante el Betis y la racha de malos resultados que ha acumulado en la última semana así lo demuestra. Después de golear y hacer uno de los mejores partidos de los últimos años en Anfield el actual campeón de Liga y Champions fue cediendo en España: empató el derbi ante el Atlético, perdió ante el Barcelona en Copa y volvió a dejarse dos puntos ante el Betis. Y todo ello justo después de arrasar en Champions.

Si este Real Madrid muestra una cara angustiosa e insuficiente en España, dejándose puntos por el camino y con varios problemas de cara al gol, fuera de España es un equipo que arrasa, que marca y que apabulla. El mismo Real Madrid que marcó cinco goles en Liverpool lleva tres partidos seguidos (los tres de competiciones nacionales) que apenas tira a puerta. Ha pasado de anotar con mucha facilidad a que prácticamente no tenga ocasiones. Dominio sí tiene, y mucho, al Barcelona y al Betis los encerró en su área, pero el gol no llega.

La comparación es justa y relevante porque ha ocurrido a la misma vez, en un mismo contexto y en partidos consecutivos. No es que el Real Madrid haya ganado el Mundial de Clubes y dos meses después haya tenido problemas en Liga. Es sucesivo. Igual gana ese torneo que se deja puntos en la competición liguera que después va a la Champions y golea para después dejarse otros cuatro puntos. El Madrid alterna grandes espectáculos con partidos más flojos. Los primeros los hace en competiciones internacionales y los segundos a nivel nacional.

Mientras en Liga al Real Madrid le va mal, a nueve puntos del Barça, y en Copa del Rey ha perdido el partido de ida de semifinales (aún tiene vida, no todo está perdido), en las competiciones internacionales triunfa sin apenas problemas. Ahí va como un avión: está virtualmente en cuartos de Champions League tras golear al Liverpool en Anfield y ganó todos los torneos que jugó a lo largo de esta temporada, la Supercopa de Europa y Mundial de Clubes.

¿Por qué?

La pregunta es clara: ¿a qué se debe esto? Hay varios factores. Por un lado la efectividad que está consiguiendo el Barcelona en Liga, donde no falla en prácticamente ningún partido a pesar de su pobre juego y sus planteamientos defensivos. Pero en el aspecto de puntuación el Barça roza la excelencia, proyectando ya una Liga de 100 puntos. Por otro lado existe un problema de gol que no se nota en Europa (o el mundo) y sí en España. También está algún que otro arbitraje sibilino que ha perjudicado a los de Ancelotti y favorecido a los de Xavi, que se vio con más claridad en esta última jornada.

También está algo repetitivo en el Madrid desde hace varios años: a los jugadores les interesa más –les atrae más– el foco internacional que supone ganar una Champions o un Mundial de Clubes y más si se compara con una Liga cada vez más devaluada y dentro de unas competiciones nacionales ahora bajo la duda por el caso Negreira. A ello se une los precedentes históricos: Ancelotti jamás en su carrera, en cualquier país y en cualquier equipo, ha ganado dos ligas seguidas y el Real Madrid no repite título liguero desde 2008 y solo lo hizo una vez en los últimos 35 años.