Todos los escándalos de Luis Rubiales en la Federación: comisiones con Piqué, fiestas y espionajes
El ya expresidente de la RFEF se salvó de todos ellos, pero no pudo sobrevivir al beso a Hermoso y su comportamiento tras el Mundial femenino
Rubiales dimite: «No quiero que el fútbol español pueda resultar perjudicado por toda esta campaña tan desproporcionada»
Luis Rubiales ya es historia del fútbol español. Tras su dimisión este domingo, adelantada por El Debate, el ya expresidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) acaba con cinco años de traumático paso por el principal organismo del fútbol español.
Rubiales, un sindicalista que fue presidente de la AFE (Asociación de Futbolistas Españoles) y que llegó a la presidencia de la RFEF en 2018, había hasta ahora flotado en todos los escándalos que iba protagonizando. Salió indemne de todos –varios de ellos por la connivencia del Gobierno, que le permitió todo–, pero no resistió al beso a Jenni Hermoso y su actitud en toda la final del Mundial femenino.
Son varios los escándalos de Luis Rubiales en estos cinco años de presidencia. Algunos fueron muy sonados, como las comisiones para llevarse la Supercopa de España a Arabia Saudí que negoció con Gerard Piqué. Este fue sin duda su momento de más tensión, pero del que sobrevivió porque cifras millonarias de dinero no causaron tanto escándalo como el beso o su actitud en un palco.
La Supercopa pasó de ser una final a ida y vuelta en un partido entre el campeón de Liga y el de Copa para acabar siendo un torneo a Final Four con cuatro equipos y en Arabia Saudí. Meses después saltó el escándalo: Rubiales se alió con Piqué (cuando el jugador del Barça aún estaba en activo) para llevar a cabo ese torneo, desechar la idea de hacerlo en Qatar y con supuestas comisiones millonarias de por medio. Kosmos, empresa de Piqué, se lleva en cada edición más dinero que muchos participantes. Eso sí, la RFEF recibe 40 millones (si están Madrid o Barça) y gran parte de ese dinero va al fútbol no profesional.
Sobre este escándalo llevó a Rubiales a dar la intervención más famosa de su mandato, aquella en la que se defendió diciendo que «soy un hombre normal de 44 años, de Motril, yo no tomo alcohol ni fumo pero no puedo garantizar que mañana me metan un saco de cocaína en el maletero». Y que «cuando yo nací, teniendo un mes, mi hermana cayó sobre mí y me partió las dos piernas». Añadió que se enfrentaba a «una mafia, no creo que llegue el punto de que me encuentren 'tirao' en una cuneta con un tiro en la cabeza».
También estuvo el presunto espionaje que denunció David Aganzo, presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE, anteriormente dirigida por el propio Rubiales), uno de sus más fervientes opositores y que no sería de extrañar que ahora se postule para ser el nuevo presidente de la Federación.
Aquí también entran denuncias de espionaje y grabaciones a ministros y cargos del Gobierno de Pedro Sánchez dentro de un contexto de tensión de la RFEF con LaLiga.
Se tambaleó también Rubiales, aunque el Gobierno le mantuvo su apoyo a pesar del caso que era, cuando se dio a conocer la fiesta que dio en el chalet de Salobreña, supuestamente pagadas con dinero federativo, aunque la RFEF lo negó siempre y habló de «jornadas de trabajo». Su tío Juan, a su vez jefe de gabinete hasta 2020, habló de que iban reclutando mujeres jóvenes de discotecas y allí se montó una orgía.
En otra de las conversaciones privadas que se hicieron públicas –a través del robo de los datos de su teléfono– no habló precisamente bien de algunos equipos. Menospreció a equipos como el Sevilla, el valencia o el Villarreal, aunque la peor parte se la llevó el Atlético de Madrid, al que se llegó a referir como «patético».
También tuvo otro escándalo con los viajes a Nueva York con una mujer (supuestamente pagado por fondos federativos) o el caso de la arquitecta Yasmina Eid-Macheh, que acusaba a Rubiales de agresión física y de impagos y acabó ella condenada por acoso.
En el plano estrictamente deportivo, el inicio del mandato de Rubiales empezó echando a Julen Lopetegui como seleccionador estando ya el equipo concentrado en Rusia para el Mundial. También sus más y sus menos con los otros seleccionadores, Luis Enrique y Robert Moreno, aunque al primero siempre se mantuvo fiel (le mantuvo el cargo tras pasar por el duro trance familiar) hasta que decidió no renovarle tras el Mundial de Qatar. O con la entrega de las medallas de la Supercopa femenina, sin autoridad para dárselas a las campeonas y teniendo que ir las jugadoras una a una a cogerlas.
Sin duda, el caso más grave en el plano futbolístico ha sido el caso Negreira, que si bien es de una etapa anterior, la de Ángel María Villar, él siempre ha defendido que no había nada, que se olvidaría sin consecuencias con el tiempo.