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Pep Guardiola, junto a su cuerpo técnico, preparando la final del Mundial de Clubes

Pep Guardiola, junto a su cuerpo técnico, preparando la final del Mundial de ClubesEFE

¿Por qué la final del Mundial de Clubes será el mayor choque de estilos que se puede ver en el fútbol?

La final del Mundial de Clubes 2023 será un partido muy especial. Siempre lo es una final, la opción de ganar un título, pero encima se añade la circunstancia que será el último Mundial de Clubes que conocemos bajo este formato. El honor de ganarlo será mayor.

Además de estos derroteros habituales de las finales, el partido que medirá al campeón de Europa contra el campeón de Sudamérica tendrá un componente especial, y será la tremenda guerra de estilos entre estos dos equipos.

No se trata del habitual choque entre un equipo que apuesta por la posesión y la tenencia del balón contra otro equipo que prefiere replegarse, defender y buscar sus opciones al contraataque. Manchester City y Fluminense son dos equipos a los que les gusta tener el balón, dominar los partidos. La diferencia es cómo se organizan cuando lo tienen.

Pep Guardiola, entrenador del equipo inglés, es el gran referente del juego de pases que ha ganado protagonismo en la última década. Considerado el heredero de Johan Cruyff, que, a su vez, cogió las ideas de Rinus Michels, el fútbol de Guardiola, y por extensión el del Manchester City, es lo que podemos llamar 'juego de posición' o 'juego posicional'.

A grandes rasgos, esta corriente del juego consiste en una ocupación racional de los espacios, es decir, poblar todas las zonas del campo, con los jugadores limitados a territorios en los que participar, y a la espera de que el balón les llegue a ellos. Permanecer en una posición, respetar tu espacio y esperar a que el balón te llegue.

El Fluminense, entrenado por Fernando Diniz, que a su vez es el entrenador de la selección brasileña, se organiza de una manera distinta, una manera más sudamericana. En esta corriente, llamada 'juego de funciones' o 'juego funcional', predomina la libertad de movimientos. Los jugadores van hacia el balón y no al revés.

En vez de instrucciones fijas desde la pizarra, prima el instinto y la libertad del jugador, que puede acudir a cualquier zona del campo para participar. Por poner un ejemplo: si en el Manchester City los extremos respetan sus posiciones de partida, abriendo el campo y esperando el balón, en el Fluminense es muy común ver a los dos extremos pasándose el balón a un metro, interviniendo por dentro y juntándose. En el ataque posicional el balón va al jugador, en el ataque funcional es al revés: el jugador va al balón.

Marcelo se fue del Real Madrid siendo uno de los dos jugadores que más títulos levantó con el conjunto blanco y en este 2023 ha conseguido ganar la Libertadores con Fluminense

Marcelo con el trofeo de la Copa LibertadoresAFP

La plantilla de Fluminense se caracteriza por jugadores veteranos, muy creativos, como Marcelo o Ganso, con pasado en la liga española, pero sin la edad ni el físico para grandes esfuerzos. Para compensar eso, buscan avanzar con pases cortos, distancias estrechas y siempre dando opciones de pase al poseedor.

Esta final enfrentará a los dos referentes de ambas corrientes: Guardiola y Diniz. Y la victoria del que sea, en vez de legitimar una forma de jugar respecto a la otra, que el fútbol es infinito y aquí nadie inventa nada, servirá para poner en valor una de estas dos formas que, más que una manera de entender el fútbol, es una manera de entender la vida.

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