Sin triplete, pero con un calendario que puede suponer una ventaja: las lecturas de la eliminación en Copa

El Real Madrid se ha quedado sin el sueño del triplete. La eliminación en Copa del Rey ante el Atlético (4-2) puso fin a las esperanzas de gloria de una plantilla que, por nivel de juego, estaba soñando con acabar la temporada ganando todo, pero también siendo consciente de que para lograr tal hazaña, una que se ha logrado contadas veces en la historia, no basta con juego, también necesitas suerte en momentos puntuales. Y el Madrid no la está teniendo esta temporada con las lesiones.

Es indudable que caer en Copa es una decepción para la plantilla y que el objetivo era revalidar el título, pero esta eliminación puede traer una buena noticia escondida: el Real Madrid aligera ahora calendario y resta minutos a las piernas de unos jugadores que están teniendo que trabajar de más debido a las lesiones de sus compañeros.

Caer en Copa le supone al Real Madrid liberar tres semanas (cuartos y los dos encuentros de semifinales) en las que tendría que haber jugado entre semana. En una temporada tan dura desde el plano físico para el Real Madrid, donde las lesiones graves de Courtois, Militao y Alaba les han hecho desangrarse atrás, sumado a las ausencias por un tiempo de jugadores como Vinicius, Tchouaméni y Camavinga, esos días de descanso serán como agua en el desierto. Y como combustible para preparar la primavera, la estación en la que te juegas la temporada.

El Real Madrid acaba de pasar la cuesta de enero, un tramo durísimo en el que, en ocho días, se ha medido dos veces al Atlético y una al Barcelona. Con dos prórrogas de por medio que han cargado las piernas de toda la plantilla. Por el camino, un título ganado y otro perdido. Sin tiempo para descansar, febrero llegará con otro partido ante el Atlético, el duelo clave de liga contra el Girona y el regreso de la competición europea con la eliminatoria que les enfrentará al RB Leipzig.

Ancelotti mueve el árbol

Pese a que muchas veces se le acusa a Carlo Ancelotti como un técnico inmovilista, de poca mano en los planes de partido de su equipo, la realidad es que esta temporada se está mostrando más intervencionista que nunca. Arrancó el curso intentando favorecer la adaptación de Jude Bellingham, un jugador joven, inglés con lo que ello supone, al equipo blanco. Un 4-3-1-2 que tenía al exjugador del Borussia Dortmund como vértice del rombo, favoreciendo su llegada al área y liberándole de responsabilidades creativas.

Una vez se vio que el inglés no necesitaba adaptación ni ayuda desde la pizarra, que lo suyo va muy en serio, movió al 4-2-2-2 para favorecer las combinaciones cortas y las aglutinaciones cerca del balón que están caracterizando a este Real Madrid 23/24. Y en los dos últimos partidos, ha vuelto a cambiar cosas.

Ante el Barcelona invirtió las posiciones de Bellingham y Vinicius para tener al brasileño más enfocado al juego sin balón y poder atacar la desastrosa defensa del Barcelona. Salió a la perfección. Ante el Atlético, tras la prueba de Arabia de la semana pasada, cambió los roles de Valverde y Modric de cara a liberar al croata de responsabilidades defensivas, viendo lo que había sufrido en la semifinal de la Supercopa.

Las dudas atrás

No es ninguna novedad que las lesiones en la parcela defensiva están torturando al Real Madrid. Empezando con la portería: perder al mejor portero del mundo, Thibaut Courtois, es obviamente una desgracia, pero ninguno de sus sustitutos está dando la seguridad que se requiere en partidos de estas magnitudes. La semana pasada, también ante el Atlético, falló Kepa, y en el partido de Copa Lunin estuvo dubitativo saliendo y en el juego de pies. El debate sigue abierto.

En la defensa, pese al gran nivel de jugadores como Carvajal o Rüdiger, tampoco existe la seguridad necesaria. Ni sustitutos de garantías para liberarles de minutos en esta época tan cargada. Por eso la eliminación, pese a la tristeza del momento, también puede ser una ventaja.

12 goles ha encajado Real Madrid ante el Atlético esta temporada en tres partidos -aunque dos de ellos con prórroga-. Números que alertan a la plantilla de cara a lo que se viene, cuando la Champions se vaya acortando y solo queden los mejores equipos del mundo. Solventar los problemas defensivos debería ser la gran prioridad de Ancelotti.

El Real Madrid no jugó nada mal y pudo ganarlo perfectamente. Pese a la decepción obvia de la caída, caer eliminado en el Metropolitano en un encuentro ajustado no debería ser ningún drama. Hay motivos para la esperanza con lo bien que está entendiendo Ancelotti los encuentros y la liberación de minutos que esto va a suponer, pero también de preocupación con las dudas atrás. Ahora será tiempo de comprobar cómo de fuerte tiene la mandíbula este Real Madrid.