Mbappé y su posible llegada al Real Madrid: ¿Se entendería con Bellingham y Vinicius?
Ancelotti está construyendo un equipo muy cambiante, ¿pero cómo encajaría el francés en él?
Luis Enrique, Mbappé y una relación en el alambre de la que depende el futuro del PSG
En el encuentro de ida de los octavos de final de la Champions League entre el Paris Saint-Germain y la Real Sociedad, Kylian Mbappé volvió a dar muestras de lo que es. El mejor jugador del mundo. Pero es que, más allá de sus condiciones atléticas y técnicas, lo que tiene el jugador francés es una firmeza en sus creencias, en sus convicciones, que encaja de manera directa con la idiosincrasia del Real Madrid. Parece la relación perfecta, más ahora que el francés no seguirá en el club parisino a partir de este verano.
El matrimonio Mbappé - Real Madrid, en caso de darse, parece perfecto. Y su relación en el juego con Vinicius, que muchos se encargan de catalogar complicada ya que les gusta pisar las mismas zonas del campo, sería de mucha reciprocidad. Los buenos se entienden. Y los muy buenos, más aún.
Pero, ¿cómo encajaría Kylian en este Real Madrid? ¿Tendría que cambiar muchas cosas Carlo Ancelotti respecto al equipo actual para acomodar al francés?
Un Madrid en constante cambio
Si algo está siendo el Real Madrid 23/24 es un equipo en constante cambio. Cuesta encontrar precedentes en la élite de un equipo que vaya variando tantas estructuras a lo largo de una misma temporada. Y no porque no estén funcionando, sino por una constante búsqueda de la perfección. La marcha de Benzema y la llegada de Bellingham en verano obligaban a reformular el tablero. Y Ancelotti no está parando de intentarlo.
El equipo arrancó el curso formando un rombo en mediocampo, un 4-3-1-2 con Bellingham detrás de una doble punta. Las dudas defensivas de ese sistema, que desprotegía al equipo por fuera, obligaron a Carlo a modificar hoja de ruta. Nuevo sistema, un 4-2-2-2 con dos extremos, Valverde y Bellingham, que no eran tal.
Posteriormente, con Vinicius algo encorsetado en su posición de delantero, Ancelotti quiso invertir en él y devolverle a la banda para que recuperara su brillantez. Primero lo hizo en un 4-2-3-1 con el brasileño por izquierda y Bellingham de mediapunta detrás de un delantero, generalmente Rodrygo. Y la última modificación ha sido recuperar el 4-3-3 de años previos, con Bellingham como delantero centro y los brasileños, Rodrygo y Vinicius, de vuelta a las bandas.
Por tanto, como se puede observar, Ancelotti no se está casando con ningún sistema. Incluso lo que funciona se cambia, buscando la perfección y evitando caer en una cotidianidad a la que los rivales se pueden adaptar. ¿Cómo encaja Mbappé en todo esto?
Mbappé, más delantero que nunca
Ahora toca hablar de Kylian Mbappé quien, ya sin Neymar ni Messi en París, es más líder que nunca. En realidad ya había cogido ese testigo en las dos últimas temporadas –dos que, por cierto, acabaron con el PSG fuera en octavos de final en Champions– pero ahora el equipo está (estaba) construido por y para él.
Lejos quedan ya los tiempos de Mbappé actuando como extremo, una posición que ha ido alternando de manera regular tanto en París como en la selección francesa. Luis Enrique, en un equipo que también juega 4-3-3, le ha dado la posición de delantero centro a su estrella, y Mbappé parte de ahí pero se mueve por todo el campo. Baja a recibir, cae constantemente a la banda izquierda y busca participar por todo el frente de ataque. El resto del equipo, sus compañeros, le van compensando y permitiendo esa libertad de movimientos.
Es difícil ver un club en la élite construido tan alrededor a la figura de un único jugador. Es uno de esos casos de heliocentrismo que recuerdan a los últimos años de Messi en Barcelona.
Por tanto, a la pregunta de cómo encajaría Kylian en el Real Madrid, el abanico de respuestas es infinito. Observando y viendo que actualmente ambos equipos comparten sistema, lo más obvio sería colocar a Mbappé en Madrid en la posición que juega en París... pero ahí está Jude Bellingham.
Se podría, por tanto, recuperar el 4-2-3-1 con el inglés detrás de un delantero, en este caso Mbappé, y Vinicius actuando en la izquierda. O incluso recuperar el rombo de principio de temporada con una doble punta mortal conformada por brasileño y francés.
Las posibilidades son infinitas y, si de algo no está pecando Ancelotti en particular y el Real Madrid en general, es de inmovilismo. Queda por ver cuál será el futuro de la estrella francesa, pero llegar a Madrid le permitiría aumentar la globalidad de su juego y su reconocimiento mundial. Porque, aunque lleve ya un par de años siendo el mejor del planeta, a ojos de la opinión pública necesita probar eso semanalmente en una liga superior a la francesa.
Mbappé es tan bueno que apenas necesita unos pocos partidos al año para que el gran público le vea y vuelva a soñar con que juegue para ellos. En la era de la democratización del talento, el suyo es un caso extraordinario, uno de esos ejemplares que parece dispuesto a superar las barreras genéticas del paso del tiempo y ser un prototipo del futuro, casi un jugador del siglo XXII. Todos le quieren ver, todos le quieren tener.