Vinicius, la rabia por callar bocas y volver a ser determinante
Ha captado el consejo para seguir progresando en su carrera: centrarse en jugar bien y no desconcentrarse con las polémicas
Como todos los grandes, Vinicius salta al césped para ser el mejor del mundo y esa ambición desmedida, que muchos no entienden, es lo que marca la diferencia
Fue como él quiere ser. Decisivo. Desea continuar siendo el mejor del mundo. Anhela emular el reinado histórico de su compatriota Pelé como número uno. Ancelotti le hizo suplente frente al conjunto españolista y salió para ser determinante en media hora. Una asistencia de lujo a Rodrygo con el exterior y un gol de velocidad y toque tras otro pase perfecto de Mbappé. Escuchó durante un mes rumores. Que no era el de antes, que se obsesionaba en las polémicas sobre el racismo y olvidaba de que es un futbolista. Estaba picado. Se pica rápido. Eso es bueno para rendir y malo cuando se entra en pelea con los árbitros y con el orbe mediático. Vinicius regresa al fútbol.
No marcó en los tres primeros partidos de la temporada, la final de la Supercopa de Europa y las dos primeras jornadas ligueras, y el jaleo generado al decir que la Liga y la Federación podrían hacer más para luchar contra el racismo desvió su atención personal ante el fuego avivado por muchos medios. Anotó ya en el cuarto envite del curso, frente a la Unión Deportiva Las Palmas, pero se le notó contrariado porque volvió a sentir la persecución arbitral y eso le descentraba. Sufría, como siempre, una docena de faltas y su protesta era castigada con amonestación y mientras los defensas se iban de rositas.
Hay que decirlo. El Real Madrid es víctima desde hace dos décadas de su lucha por cambiar toda la estructura arbitral y los colegiados le pitan en contra. Vinicius, el jugador fundamental del equipo blanco durante seis años, el hombre que regatea y se escapa por velocidad, es quien más paga esta guerra desde que llegó a España. Recibe multitud de patadas de tarjeta amarilla e incluso roja que no se sancionan. Explota con indignación y los jueces de campo le fusilan. Es carne de cañón.
El Real Madrid lo sabe y los veteranos de la plantilla le aleccionan que esto va a suceder siempre y que debe atemperar su comportamiento y soportarlo. Claro, es fácil decirlo, pero cuando te dan tantas patadas no es fácil controlarse. Modric, Rüdiger, los líderes del equipo le han dicho que no proteste, porque eso ayuda al enemigo. Los partidos entran entonces en un aura infernal y el gran perjudicado es el Real Madrid. El brasileño lo intenta, pero es de sangre caliente.
Debe concentrarse en ser el mejor
La oferta multimillonaria de Arabia Saudí para fichar a Vinicius también calentó el ambiente. Todo rondaba en torno al brasileño. Porque ha sido el futbolista clave del plantel madrileño en los últimos tiempos y el antimadridismo caldeaba el fuego para aniquilar al mejor. Ni la progresión en el rendimiento de Mbappé desviaba el foco. Las críticas las monopoliza siempre el brasileño.
Había otro factor en contra. Vinicius, al igual que Carvajal, Valverde, Mbappé, Bellingham, Camavinga, Tchouaméni y Mendy, no hicieron pretemporada. La disputa de la Eurocopa y de la Copa América hizo que todos ellos tuvieran que medirse a la Atalanta en la Supercopa de Europa con muy pocos entrenamientos en Valdebebas. Solo disfrutaron de tres semanas de vacaciones.
Todos, la entidad, el entrenador y la plantilla, asumieron que el primer mes iba a ser duro por la falta de nivel físico. Llegarían las críticas. Y Vinicius iba a ser el epicentro de ellas. Porque cae mal a los árbitros. Le tienen tomada la matrícula para sancionarle en cuanto protesta con razón.
El club y sus compañeros le pidieron que se centrara en el fútbol. Le entienden, le comprenden, pero ha de ser práctico. Su calidad se diluye si consiguen descentrarle y se pone a pensar en los colegiados y en las gradas.
Paulatinamente, ha mejorado su nivel y se ha concentrado en exhibir su calidad. Suma tres goles y cinco asistencias en ocho encuentros. Ha cedido dos penaltis a Mbappé. Podría llevar cinco dianas. La irrupción del francés hace que el brasileño sea muy importante en el último pase y así está sucediendo.
Un litigio en alerta
Hablemos claro. Hay un capítulo que siempre tiene al Real Madrid en alerta. La polémica generada con las declaraciones de Vinicius sobre el racismo se basan en la vertiente de haberse erigido en el máximo representante de esta batalla internacional. Su agencia Roc Nation Sports está inmersa en este cometido. El brasileño se ha transformado en el líder mundial de la lucha contra esta lacra y en Estados Unidos le han catalogado como un mito.
El quid de la cuestión es que este liderazgo ajeno al fútbol no perjudique al Real Madrid y a su rendimiento como jugador. Sus manifestaciones realizadas en la concentración de la selección brasileña suscitaron una polémica excesiva y eso no ayuda al club campeón de Europa. El Real Madrid le ha dicho claramente, y él lo sabe, que cualquier manifestación que haga como jugador del mejor equipo de la historia se convierte en una bomba solo por el hecho de pertenecer a esta institución.
Vinicius deberá medir bien sus pasos. Es uno de los mejores futbolistas del mundo y aspira a ser el Balón de Oro. Tiene condiciones para serlo durante un lustro. Su evolución es permanente. El club trabaja para que controle su reacción y su sangre caliente ante las 'provocaciones' arbitrales, que no quieren ver las violentas entradas que le hacen. Si se concentra en su deseo de ser el mejor del mundo, de emular a Pelé, aumentará todavía más la leyenda que ya ha escrito en el Real Madrid. Todo depende de él.