Las razones que explican el retorno triunfal de Bellingham
La irrupción de Mbappé retrasó al inglés en la media, encorsetado, y privó al Real Madrid de su remate; Ancelotti lo ha recuperado para el ataque
El objetivo es que el británico vuelva a ser el creador y goleador de la temporada pasada, una virtud que descubrió el entrenador italiano
La temporada pasada Jude Bellingham casi se convierte en el Pichichi de la Liga y el Real Madrid no puede dejar de explotar esa virtud. Ancelotti le situó como media punta nada más llegar al Real Madrid y desde el borde del área creaba fútbol y goles. La primera mitad del curso pasado fue enorme. Después, sus problemas en el hombro, compitiendo con dolor y con la protección que utilizan los jugadores del fútbol americano, afectaron a su rendimiento. Pero su aportación fue magnífica para conquistar la Champions y la Liga.
Esta campaña comenzó en otra posición distinta, más retrasado, en el centro del campo, para dar sitio a Mbappé en el epicentro del ataque. Una labor más oscura. El equipo echaba en falta su creatividad y su remate. Se notaba en el rendimiento del conjunto blanco. No podía seguir así. Bellingham ha vuelto a su ser.
El análisis del 'estado de la nación' madridista lo desvelaba. Las derrotas frente al Barcelona y el Milán exigían repensar el esquema. Las reflexiones de la dirección deportiva con Ancelotti fueron consecuentes. El Real Madrid no marcaba los goles habituales y una de las claves era la lejanía del área de Bellingham. Había que subsanarlo, porque no estaba el horno para bollos. Había que repetir lo que marchaba bien.
Ancelotti le convirtió en goleador
Hay un lema no escrito en el fútbol: no cambies lo que funciona. No se sabe por qué, o si se sabe, pero cuando las cosas funcionan hay que mantenerlas y no preguntarse más. Carletto ha vuelto a los orígenes. Un origen que inventó él mismo.
Jude Bellingham llegó al Real Madrid y el entrenador italiano vio en él unas cualidades que quiso explotar. Era un virtuoso en el área. Trazaba pases de gol magníficos, se movía con inteligencia en el área y remataba muy bien. Tal fue así que fue sumando goles y goles, de todas las facturas y bellezas, de lejos y de cerca, hasta aspirar a ser el máximo artillero del campeonato español. Sus desmarques en profundidad aportaban otra faceta desconocida. Carlo ha recuperado esa esencia.
El balance de esta campaña es 16 partidos, tres tantos y cinco asistencias. En Liga suma tres dianas y tres pases decisivos, goles que han llegado en cuestión de un mes. Aún no ha marcado en la Copa de Europa. El cambio de rol en el esquema ha comenzado a dar fruto y esa evolución tiene que consolidarse.
El inglés dibujó el cambio frente al Osasuna, con una escapada con su elegante zancada que le permitió aprovechar el sensacional pase del debutante Asencio. El segundo tanto lo firmó en Leganés, en una demostración pura de delantero centro, de estar colocado cerca del área pequeña para rematar los balones que lleguen. Así lo hizo. Hace dos meses no habría convertido este gol, porque estaría lejos del área. Ha vuelto a su ser, a su sitio, a su lugar.
El tercer acierto lo rubricó ante el Getafe con un lanzamiento de penalti espectacular, en una demostración de confianza en sí mismo, esperando al movimiento de Soria para cambiar la dirección de la pelota. Detalles de estrella.
Con libertad desde la zona izquierda
La clave de su mejoría es el cambio de posición. Ya no está encorsetado. Ahora parte desde flanco izquierdo, con libertad de movimientos, para entrar en diagonal hacia el área. También penetra desde el flanco derecho, como vimos en el gol de Leganés. Se siente libre. Juega entre líneas, desorientando a los rivales, pues no parece ni centrocampista ni delantero. Surge por todas partes. Así explota sus cualidades técnicas, su clase, su precisión en el pase y su concisión en el disparo.
La temporada pasada superó la veintena de goles porque tiene capacidad de hacerlos. Ancelotti le ha devuelto a la zona de ataque porque el Real Madrid necesita sus goles. Carlo necesita sus goles. Bellingham necesita el gol para sentirse en plenitud.