El plan maestro de Luis Enrique que permitió a Mbappé demostrar que es el mejor del mundo
El técnico asturiano hizo algo que nadie esperaba. La estrella francesa realizó lo que todos se preveían. Y, juntos, ya están en cuartos
Todo buen jugador es bueno independientemente del contexto que le genera su equipo. Pero si este último es óptimo, está bien pensado y ejecutado para sacar a relucir lo mejor de sus jugadores, el resultado puede ser devastador. Eso es lo que experimentó la Real Sociedad en su partido de vuelta de los octavos de final de la Champions League ante el PSG. Luis Enrique estuvo brillante desde la pizarra, y Kylian Mbappé respondió a la exigencia de su entrenador con un partido para enmarcar.
Para entender lo que quiso hacer el técnico asturiano, cabe explicar antes lo que buscaba hacer la Real Sociedad. Y es que el conjunto vasco en todo el ciclo de Imanol Alguacil al mando del equipo, una etapa que ya se prolonga más de un lustro, ha buscado presionar arriba, incomodar la salida de balón del rival.
Por eso su plan de partido ante los franceses, y más en casa y buscando remontar, no distó de lo que cabía esperar. La Real Sociedad fue a presionar arriba. Y el PSG alineó a su tridente de ataque habitual, el mismo que en la ida en el Parque de los Príncipes, con Dembélé, Mbappé y Barcola. Pero si siempre estos se alinean con el ex del Barça en la derecha, Barcola en la izquierda y Mbappé ejerciendo de ´9´, la modificación de ayer de Luis Enrique fue lo que aniquiló a la Real Sociedad.
Porque Imanol preparó el choque como si el conjunto parisino fuese a formar como siempre. Para eso ordenó orientar la presión hacia su banda derecha, con un salto muy agresivo del lateral Hamari Traoré sobre el lateral rival, Nuno Mendes, obligando a Zubeldia a saltar fuera sobre, teóricamente, Barcola y con Le Normand encargándose de Mbappé. Eso es lo que creía que iba a ocurrir la Real. Pero no fue así.
Dembélé no fue extremo, sino centrocampista. Muy libre por dentro. Barcola fijaba en derecha y Mbappé se desmarcaba por el sector izquierdo, midiéndose constantemente a Igor Zubeldia en un 1x1 a campo abierto donde le torturó. Nadie se esperaba a Ousmane Dembélé en esas zonas, así que nadie le saltaba. Podía recibir libre, conducir y lanzar a Kylian a campo abierto.
Para cuando la Real se enteró de que iba la película, la eliminatoria ya estaba finiquitada. Un gol de Mbappé la había matado. Y es que el conjunto parisino siempre ha tenido, al menos en la última década, a este tipo de jugadores que son estrellas mundiales y son capaces de resolverte un partido. Lo que no ha tenido tan habitualmente es a un entrenador que les permita jugar con blancas desde el planteamiento inicial. Ahora, con entrenador y estrella haciendo de las suyas, se postulan como uno de los máximos favoritos. Que les pare quien pueda.