Cómo el Inter de Milán ha vuelto a ser uno de los mejores equipos del mundo
Lideran la liga con mucha ventaja y buscarán rematar ante el Atlético la ventaja de la ida. La temporada pasada ya fueron finalistas de la Champions
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En 2010 el Inter de Milán fue, objetivamente, el mejor equipo del mundo. De la mano de José Mourinho lograron un triplete histórico, coronado con ese triunfo en la Champions League ante el Bayern de Múnich en Madrid. Había jugadores de primer nivel en la plantilla y el futuro no podía parecer más brillante, pero todo estaba a punto de estallar por los aires. El entrenador luso se marchó, la plantilla, veterana, se fue apagando, y el club entró en un período de mediocridad impropio de la talla de la institución.
Esa primera temporada posterior al triplete, que vio a Rafa Benítez recoger el testigo de Mourinho, solo para ser despedido a los pocos meses y reemplazado por el brasileño Leonardo, fueron los últimos resquicios de esa plantilla que, cabe recalcarlo, había arrasado el fútbol europeos unos meses atrás dejando en el camino al imparable Barça de Guardiola. Ganaron la copa y fueron subcampeones en liga. Tras eso, el olvido.
Muchas temporadas lejos de donde les correspondía, sin lograr títulos, perdidos en posiciones de media tabla, sin pisar rondas eliminatorias de Champions League y así, de la noche a la mañana, dejaron de pertenecer a la élite. En el fútbol eres tan bueno como lo fue tu último resultado. Y el Inter era malo muchas veces.
El salvador, en este caso, fue Antonio Conte. Exentrenador de la Juventus, para dar más miga al asunto. De su mano, desarrollando un gran sistema de juego, uno que se hacía viral por sus salidas de balón desde atrás, fueron recuperando, poco a poco, su lugar. El subcampeonato liguero en 2020 fue la primera piedra. Al año siguiente, cuando el proyecto ultra ganador de la Juventus se empezó a desmoronar, allí estaban ellos. Recuperaron el trono italiano. Conte les devolvió al primer lugar, pero, al igual que en otros trabajos durante su carrera (la propia Juventus, el Chelsea, el Tottenham), la competición europea fue un lunar. Allí no dieron el salto.
Conte dejó el proyecto milanista en el verano de 2021, después de salir campeón, cuando la directiva le confirmó que, no solo no iban a reforzar la plantilla para estirar lo máximo posible ese proyecto ganador, sino que necesitaban vender para cuadrar cuentas. Achraf Hakimi se fue a París, Romelu Lukaku (que luego volvió) se marchó a Londres y el proyecto se vio amenazado.
Pero allí estaba Simone Inzaghi para recoger el testigo. Él. que en su carrera como jugador estuvo bajo la sombra de su hermano Filippo, mítico delantero del Milan, había realizado durante años un fantástico trabajo entrenando a la Lazio. Él heredaría el proyecto.
Y, aunque ahora todo son sonrisas, no siempre fue así. De hecho todo estuvo a punto de acabar prematuramente. Su caso, más que ningún otro, ejemplifica la importancia de creer en procesos y dar tiempo a los proyectos.
En su primer año se dejaron ir en liga, pero les salvó la temporada vencer la Copa después de caer en octavos de Champions ante el Liverpool, futuro subcampeón; la temporada pasada de nuevo la liga se les quedó grande, pero en torneos coperos fueron una roca, renovando su título de Copa y llegando hasta la final de la Champions League, dejando en el camino, para más inri, a sus vecinos del Milan.
Este año cayeron sorpresivamente en Copa, evitando el tercer título consecutivo, pero están volviendo a dominar la competición liguera. Son 75 puntos sobre 84 posibles, 16 de ventaja al segundo, y se cuentan los días para que revaliden su corona. Ahora, contra el Atlético, buscarán volver a estar entre los ocho mejores de Europa y posicionarse, definitivamente, como uno de los mejores equipos del continente.
Sin posibilidad de fichar a grandes estrellas, el Inter las ha creado. Es el caso de Lautaro Martínez, a quien ficharon muy joven desde la liga argentina y ahora es uno de los mejores delanteros del mundo; de Nicoló Barella, que llegó del Cagliari y ahora es uno de los centrocampistas más asombrosos del mundo, o de Alessandro Bastoni, un central prodigioso en salida de balón que se suma al ataque y reparte asistencias. Además, Inzaghi ha convertido al turco Hakan Çalhanoglu, un mediapunta que se caracterizaba casi exclusivamente por su golpeo, en un mediocentro que lee el juego a la perfección.
Su 5-3-2 no conoce grietas, es realmente difícil meterles mano, hacen daño a la contra con esa dupla de Lautaro y el rapidísimo delantero francés Marcus Thuram, y si les vas a presionar poseen probablemente la que sea la mejor salida de balón del mundo. Una verdadera obra de orfebrería que será una montaña muy difícil de escalar para el Atlético de Madrid.