El Real Madrid se inventa otra noche mágica de Champions y llega lanzado al clásico

Hay cosas que no se podrán explicar nunca, quizás porque no tengan explicación o simplemente porque no hay palabras para argumentarlo. Una de ellas es sin duda la magia del Real Madrid en Champions. Da igual la temporada, los jugadores y todo, el equipo blanco tiene una historia de amor con la Copa de Europa y ante el Borussia Dortmund ha vuelto a regalar un nuevo capítulo de esa pasión infinita después de ir perdieron 0-2 y darle la vuelta con goleada (5-2)

Fue la primera gran noche Europea de Mbappé, que empieza a ver que acertó al cambiar París por Madrid. El francés fue clave con sus asistencias, Vinicius con sus goles (hat-trick) para dejar una nueva exhibición antes de recoger el Balón de Oro el próximo lunes y Lucas Vázquez pasando de villano a héroe. Falló en la primera parte, pero se levantó como lo hacen los grandes para hacer el gol de la remontada y desatar la fiesta en el Bernabéu.

No empezó el partido de la manera más vibrante posible. Los primeros compases sobre el verde del Santiago Bernabéu dejaron muy poco fútbol. Real Madrid y Borussia Dortmund salieron con respeto solo un tímido acercamiento por cada lado, Guirassy para los alemanes y Mbappé para los blancos hizo entender a los espectadores que el encuentro ya había comenzado. Se respiraba ambiente de noche grande en las gradas, pero tardó en activarse la cosa.

Cuando lo hizo no fue buen hacer del Real Madrid, que estuvo jugando con fuego durante 25 minutos hasta que se terminó quemando. Los de Ancelotti no se presentaron a la primera parte y en una jugada embarullada dentro del área de Courtois, Guirassy filtró un pase tremendo para el desmarque de Malen, que definió a la perfección para dar el primer golpe al partido.

No reaccionó el Madrid

Intentó la grada animar a los suyos en busca de un empate rápido, pero el gol le sentó horrible al equipo blanco y cuando todavía estaba digiriendo el primero les cayó el segundo. Esta vez a Malen le toco crear la jugada y encaró a Mendy, le regateó, se fue hasta línea de fondo y puso el pase de la muerte al segundo palo, donde apareció Bynoe-Gittens y duplicó la ventaja. Golpe doloroso al Madrid que, ahora sí, se fue a por la remontada.

Sin embargo, la pelota no quiso entrar en los primeros 45 minutos. Primero Bellingham perdonó un gol cantado en un cabezazo a bocajarro que lo echó a las manos de Kobel y después, la más clara, un doble larguero. Rodrygo estrelló su balón en la madera y el rechace le cayó al centrocampista inglés, al que se le hizo algo tarde y también reventó la pelota contra el travesaño. No tardó en llegar la replica alemana y Courtois salvó el tercero con una magnífica parada a un gran chut de Brandt.

Quizás en otro estadio o con otro equipo sobre el terreno de juego, el partido habría quedado visto para sentencia después de la primera mitad. 0-2 y con una sensaciones horribles se marchó el Real Madrid al descanso y salió a la segunda parte con otra cara totalmente distinta. Embotelló al Dortmund, empujaban en busca del gol y se mostraban seguros de que la remontada iba a ser una realidad.

Rüdiger fue quien puso la primera piedra después de que Lucas Vázquez y Vinicius lo intentaran previamente. El zaguero alemán aprovechó un centro de top mundial que le sirvió Mbappé y reventó la red de la portería con un cabezazo duro que hizo imposible la reacción de Kobel. Se cocía la remontada en el Bernabéu y la gente llevó en volandas a los suyos.

De hecho, ni siquiera le dio tiempo a la gente dejar de celebrar el primer gol cuando ya estaban festejando el segundo, obra de Vinicius. Aun así, terminó siendo una celebración en diferido porque el colegiado,

István Kovács, anuló el tanto y tuvo que ser corregido por el VAR, que se tomó su tiempo. Otra vez Mbappé ejerció de asistente y filtró un pase para que el próximo Balón de Oro empujara a placer y acercase un poco más la remontada.

La fiesta ya había empezado y solo faltaba redondearla. Tardó en caer el tercero, pero todo el estadio sabía que era cuestión de tiempo. Se estaba gustando el Madrid, que dejó los mejores 45 minutos de la temporada, y Lucas Vázquez, que siempre aparece en los momentos calientes, se inventó un gol sensacional, con pared con un defensor, para culminar la remontada.

Todavía quedaba más recital ofensivo y Vinicius dejó su penúltima exhibición en la casa blanca antes de recoger el Balón de Oro. Arrancó en su propio campo el brasileño, se fue fácil de Can, se plantó en la frontal del área, y sin oposición alguna, soltó un derechazo para superar por bajo a Kobel. Tenía ganas de más y en el descuento completó su obra con un zurdazo arriba para terminar de hundir a un Dortmund que no se explicaba lo ocurrido.