Al Barcelona siempre le quedará LaLiga para golear

Ya no estaba enfrente el Bayern. Era el Elche, en descenso en Liga, con solo un punto en cinco jornadas. Y el Barcelona goleó con mucha facilidad. No tuvo ni un solo problema y menos cuando jugó desde el minuto 15 con un jugador más. Tuvo algún que otro empujón arbitral el equipo de Xavi, ninguno decisivo pero que sí minó la moral del conjunto ilicitano, que si ya habría ido al Camp Nou sin ningún tipo de esperanza menos la tuvo cuando se vio con esas decisiones.

El 3-0 demostró también que este Barça sin cansarse puede golear y que Lewandowski sin hacer un gran partido también se hincha a goles. El polaco se fue con dos goles, ambos sin un gran mérito porque solo tuvo que empujar el balón, pero ahí está, se le caen los goles. Al menos Edgar Badía, portero del Elche, se llevó el 'premio' de evitar que Robert marcara el hat-trick.

Este Barcelona-Elche fue igual en la teoría que en la práctica. Todos imaginaron una goleada antes del partido y todos acabaron el partido sabiendo que había pasado lo que era lógico que pasara. La novedad fue el pequeño empujón arbitral que tuvo el equipo culé, una ayuda que no necesitaba pero que contó con ella cuando aún estaba el 0-0 en el marcador.

Y es que si bien el Elche se quedó justamente con un jugador menos en el minuto 15 por expulsión de Verdú -agarrón a Lewandowski cuando se iba solo- al Barcelona le perdonaron una justa expulsión de Kessié. El centrocampista azulgrana arrancó el partido con un codazo sobre Boyé que le hizo sangrar al delantero y le costó una amarilla al culé. Lejos de parar, Kessié siguió soltando la mano y el codo y tuvo dos jugadas más de manotazos, la segunda de ellas muy clara en una acción claramente voluntaria. Era una segunda amarilla evidente, pero el colegiado Muñiz Ruiz, que debutaba en el Camp Nou, no se atrevió a sacarla. Desde el VAR no podían decir nada porque las segundas amarillas no entran en su cometido. Curioso como expulsó a uno sin pensárselo y al otro le permitió seguir jugando. Y ahí siguió Kessié hasta que Xavi, sabedor de que su jugador se había salvado de la expulsión, le cambió en el descanso.

Ya por entonces el Barcelona había sentenciado el encuentro primero con un gol de Lewandowski sin alarde alguno, empujando casi sin querer un pase de la muerte de Balde. También hubo polémica, porque si en la primera imagen que difundió la televisión se veía fuera de juego, en la segunda no al tirar las líneas. Solo ellos saben cómo miden y hay que creerse las imágenes oficiales. Pasó igual en el segundo gol, obra de Memphis Depay, legal por un centímetro. Estas líneas sacaron de quicio al Elche, con su entrenador Francisco expulsado. Al menos le hicieron caso cuando Pedri marcó el tercero, lo dieron por válido y ahí ya no había dudas de que estaba adelantado. Fue anulado.

Marcó en el inicio de la segunda parte otra vez Lewandowski -doblete sin despeinarse- y se fue el polaco con la pena de no marcar el hat-trick. Se lo negó Edgar Badía, que no volvió a encajar más porque ya el partido se durmió. Salió Ferrán Torres, que jugó los últimos minutos para seguir fallando ocasiones. El yerno de Luis Enrique, que va a la selección, no aprovecha las oportunidades, pero aún así es un fijo en España. La estadística al final marcó 25 remates del Barcelona por 1 del Elche. Nada más que añadir.