Correa salva a Simeone y Oblak y los palos, al Atlético

Otro Atlético es posible. Otro Atlético con Ángel Correa como figura emergente. Así lo demuestra el jugador argentino cada vez que Simeone le da titularidades. La última (y única hasta ahora) fue ante el Celta de Vigo, hace ya un mes. Marcó un gol. Ahora, ante el Girona, ha regalado a Simeone un doblete goleador con el que al menos le dice a su compatriota que cuente con él, que rinde siempre y que es uno de esos jugadores a los que siempre hay que tener en cuenta. Otro Atlético es posible sí, pero que no cambie en la portería. Sin Oblak el partido lo hubiera pedido.

El Atlético ha resuelto con más problemas de los esperados su compromiso ante el Girona. El golpe en Brujas fue duro, pero el rival para salir del trance era perfecto. Es muy difícil que un Girona -un recién ascendido- pudiera pescar en río revuelto. Y aún así estuvo a punto gracias a los últimos 30 minutos en los que un canterano rojiblanco, Rodrigo Riquelme, puso en riesgo los cimientos del Metropolitano. Y es que él solo metió miedo al que en un futuro será su estadio (está cedido en Gerona). Dos remates al palo, dos paradones de Oblak... el Atlético sufrió de lo lindo en la última media hora, sensación con la que se van los colchoneros a su casa (2-1).

Fue el día de Ángel Correa con el permiso de Oblak. Titular -dejando a Morata en el banquillo- a los cinco minutos ya aprovechó la oportunidad. Primer gol apareciendo en el segundo palo tras un buen centro de Griezmann, que ya es titularísimo una vez que hay acuerdo con el Barcelona. Olvídense ya de aquello del minuto 60 para ver jugar al francés. Ahora incluso el 'Cholo' le sustituye precisamente en ese minuto. Quizá Simeone tenga que probar a Correa y a la savia nueva que puede resolver el problemón que tiene en Champions.

Se da la casualidad que justo cuando se fue Griezmann del campo -y entraron Saúl, Saúl y Morata- el Girona marcó el gol con el que puso en alerta al Cívitas Metropolitano. Fue una casualidad la relación cambios-gol, pero así ocurrió. Rodrigo Riquelme, canterano rojiblanco, marcó un gol para el Girona que algunos aficionados aplaudieron. Este chaval (uno de los tantos que han salido en todos estos años para formarse fuera) pinta muy bien. Unos 20 minutos antes había marcado Correa su segundo gol, en este caso sin dar gracias a Antoine sino a Juan Carlos, portero del club catalán, que se hizo un lío y le dio una asistencia al delantero del Atlético.

Como si este partido se moviera por casualidades, fue quitar Simeone a Correa y tener el Girona una oportunidad que hubiera dinamitado el proyecto rojiblanco. Riquelme, otra vez, quién si no, se inventó un disparo y golpeó con fuerza en el larguero. Fue Oblak quien lo salvó porque si ese balón tocó la madera era porque el portero metió la mano. Minutos después, y con un Simeone que mareó a su equipo con unos cambios que les perjudicaron, fue Stuani el que cabeceó al palo en una jugada que continuaba un disparo de Aleix García en la que se lució Oblak. Tuvo, pues, el Girona tres ocasiones muy claras con 2-1. Pudo ganar. Qué manera de complicarse tuvo el Atlético. Lo que era un encuentro sencillo tuvo minutos que parecieron agónicos sin el control del duelo. Se lo recriminó la grada, ya que la victoria acabó con pitidos de la afición rojiblanca.