Real Madrid 3-1 Espanyol
El Madrid remonta en la primera parte el gol tempranero del Espanyol con un sublime Vinicius
Nacho, que empezó de central y acabó de lateral, realizó una jugada espectacular con asistencia precisa para Asensio que certificó la victoria de los blancos en el descuento
Tiene que resolver el Madrid esta ventolera del pase sin destino. Sin ser. Ese pequeño guardiolismo (perdón) inane sin remate y sin Negreiras. Pero fue un espejismo. El Espanyol había explotado en el minuto ocho y esto agitó la coctelera de los de Ancelotti, que encontraron el ritmo. Se puede mover la pelota sin ritmo, como habían hecho los blancos unos pocos minutos, y moverla contoneando las caderas para vivir la vida. Porque el ritmo es el secreto de la vida, y en esto Vinicius lo lleva todo dentro, quien marcó un gol de billar, de honestidad y de talento puro, bien a la esquina, cantando la bola desde la otra esquina de la mesa.
Entre la amarilla al espanyolista tras la colada vertiginosa de Rodrygo y la amarilla al mismo Vinicius por la sombra hubo galaxias y un enfado monumental del personal. Como para no haberlo. Hasta la locución se maravillaba del prodigio arbitrario. Aunque para prodigio la manera de arrastrar el mantel del brasileño prodigioso y la manera de hacer temblar las patas de la mesa por debajo del otro brasileño prodigioso, silencioso, hermoso, elegante. De todo este movimiento sexy, ¡Chocolate Sexy!, llegó la punterita esplendorosa y finísima con el exterior de Aureliano para el cabezazo imparable, también de billar, de Militao.
Vinicius y la felicidad
Ya había remontado el Madrid el golpe tempranero de los visitantes, y parecía querer empanarlos con Vinicius, ese ejemplo de ilusión y de porfía al que el sabio Toni trataba de calmar al oído ante la injusticia reglamentaria, convertido en huevo batido. Así terminó la primera parte, un festival culinario y musical que en el reinicio ya casi estaba sumido en la tarde a pesar de las horas. Que vaya horas. Pero daba igual. Cuando Vinicius se mueve la juventud, la niñez, se extiende por el aire, y así Modric parece un niño entre los socavones de la guerra de su propia infancia. Vinicius es la felicidad a la que apuntan los mediocres. Y qué bonito es ver cómo no se rinde nunca, jamás, a pesar de todo. A pesar de lo de Óscar Gil.
Casi consiguió Rodrygo meterse en el área de Pacheco sin solución. Fue más que un detalle. Tras el parón el Madrid trataba de recuperar el ritmo. Agitaba su cóctel. Salió Asensio por Modric, que ha de descansar. Camavinga se mostraba desde su rincón. Descansaron también Kroos y Aureliano. Rüdiger y Ceballos sobre la yerba y Nacho a la centralidad. A Nacho se le puede llevar a cualquier parte porque está muy bien educado. Tras la profundidad de Maestranza de Ceballos, el recién salido Pierre Gabriel se lesionó en el estiramiento imposible.
Anochecía el partido, pero la quietud y la justeza del marcador asustaba, solo hasta el momento en que Nacho se estiró en diagonal, llevándose el mundo por delante para dejársela a Asensio, que marcó el gol de la victoria definitiva de los locales, que no pierden la rueda de la Liga a una distancia prudencial que siempre invita a la esperanza.
Ficha técnica:
Espanyol 1: Pacheco; Cabrera, Gómez (Vidal, m. 84), Montes, Gil (Pierre Gabriel, m. 68) (Melamed, m. 84); Braithwaite, Gragera (Suárez, m. 75), Costa, Sáez (Puado, m. 75); Joselu, Darder.
Goles: 0-1 (Joselu, m. 8). 1-1 (Vinicius, m. 22). 2-1 (Militao, m. 39). 3-1 (Asensio, m. 93).