El Atlético se lleva el derbi madrileño ante los regalos de un Real Madrid que pierde el liderato de Liga

Con tres goles de cabeza y aprovechando las desconexiones iniciales del Real Madrid, el Atlético de Madrid se ha llevado el derbi madrileño y coge mucho aire en Liga, esa que ahora se aprieta. Y lo ha hecho el equipo de Simeone por tomárselo más en serio, por hacer de este partido una final y por entender mejor cómo iba el partido.

El Atlético ha ganado al Madrid (3-1) en un ejemplo perfecto de la relevancia que tienen los centros al área. Y también por la importancia que tiene no saber defender, que es lo que hizo el equipo de Ancelotti en el Metropolitano. En un derbi más, con polémica arbitral y sin una tensión extra a lo que es cualquier partido de este nivel, el técnico italiano sale tocado por su inexplicable alineación, rompiendo lo que había funcionado hasta ahora y cambiando el dibujo táctico que hasta ahora había funcionado. Es la primera derrota del Madrid en lo que va de temporada, en la que hasta ahora lo había ganado todo.

Este Real Madrid tiene un enorme problema de conexión en los partidos. En la mayoría de los partidos le meten al inicio. Ahí apareció Morata en el minuto 4 con un cabezazo tras un precioso pase de Lino. 1-0. No sería la primera cabeza que atormentó al que era líder de la Liga. Ahora es tercero por detrás del Barça y del Girona. En el 18' Griezmann también remató desde el punto de penalti de cabeza. Y para dentro. 2-0. Los cabezazos fueron buenos, pero la defensa blanca les puso la alfombra con unos pésimos repliegues y unos desbarajustes impropios de este nivel.

Así, el derbi a los 20 minutos ya lo mandaba el Atlético de forma cómoda y con un 2-0 que ni el Metropolitano se creía. Les avisó Kroos de que esto iba a ser largo y entre las dudas que dejó su titularidad junto a Modric (los dos juntos, Carlo, ya el año pasado no te funcionaron) marcó el alemán con un gran disparo desde la frontal del área. Daba vida a su equipo.

El 'next' de Alberola Rojas

Con el Madrid igualando las fuerzas, ya mandando en el Metropolitano y acercándose al gol del empate irrumpió en protagonista Alberola Rojas, el árbitro que debutó en Primera a los 26 años y que antes, entre otras cosas, apareció en la televisión en un programa de citas llamado Next. Un centro al área rojiblanca terminó en gol de Camavinga, pero Alberola dijo next. Lo anuló. Y lo hizo con la excusa de que Rüdiger, que ni tocó el balón mientras le hacían penalti, estaba en fuera de juego. El balón fue al segundo palo para Alaba, que remató al palo. El rechace fue para Camavinga, que marcó a puerta vacía. Pero el árbitro entendió que Rüdiger sin tocar el balón intercedió en la jugada. Y anulado: next y a otra cosa.

Un minuto después a José María Giménez le dio por sacar la guadaña para hacer una entrada escalofriante a Rodrygo. El brasileño se iba solo por banda, el central uruguayo era el último hombre, la falta fue durísima, pero para Alberola Rojas solo era amarilla. ¡Next! No hay ni tuit crítico con el arbitraje en la cuenta oficial del Atlético ni tampoco comunicado de Gil Marín. En los dos últimos derbis sí los hubo acusando al Madrid de llevar a cabo una presión enorme con los árbitros que lleva a que les piten a favor. Al menos en el Metropolitano no se vio precisamente nada de eso.

El Real Madrid tenía motivos para quejarse, pero también hará bien en mirarse así mismo, especialmente en defensa. Nada más salir de vestuarios –y cuando Ancelotti cambió a Modric por Joselu, el '9' al que relegó al banquillo de inicio en una decisión no muy acertada– Morata se encontró solo en un centro de Saúl y marcó el tercero. Si a Morata le dejaras rematar sin oposición claro que va a marcar. Alaba echaba la bronca a Fran o a Camavinga, pero la marca perdida era suya. Ni un minuto se había cumplido de segunda parte. Tres goles, los tres de cabeza. Un desastre.

Todo lo planteado por Ancelotti en el descanso se vino abajo en segundos. Y ya tuvo que ir a merced del resultado, cambió laterales (apareció Mendy, que no jugaba desde mayo) y a Brahim, que era el único virtuoso que te podía cambiar el derbi, le sacó ya en el minuto 70. Antes Hermoso rozó el cuarto con un cabezazo (sí, otro más) al larguero, aunque el Madrid rozó el gol en un fuerte disparo de Tchouaméni que rozó la madera.

Fue entonces cuando Simeone durmió el derbi y el Madrid tampoco es que creyera en un empate muy lejano. Con un Bellingham ausente el equipo blanco se ahogó en el Metropolitano. Tiene mucha dependencia del inglés, que protagonizó en el último minuto una durísima entrada a Correa ante la que Alberola no se atrevió a sacar la roja porque él mismo sabía que se la perdonó a Giménez cuando el contexto era otro.

Victoria del Atlético, felicidad en el Metropolitano. Entendieron los rojiblancos que el derbi les valía para borrar su mal inicio de temporada. Y ahora empieza otra etapa en la que ni mucho menos tiene que ser alarmante para el Madrid, que no puede ganar todo. Eso sí, el partido más importante hasta ahora lo perdió. Y mucho tendrá que reflexionar.