Rüdiger derriba el muro del Mallorca y hace campeón de invierno a un indestructible Real Madrid

Al Real Madrid se le pone cara de campeón de Liga. Sí, queda mucho (la mitad de la Liga), pero el equipo de Ancelotti muestra una gran consistencia propia de un campeón. Cuando no juega del todo bien o cuando tiene un rival encerrado también gana. Es indestructible. Esta es, además, uno de esos triunfos que dan el título.

El Madrid empieza el año como acabó el anterior: ganando por la mínima en un partido trampa y con un gol de cabeza a la salida de un córner. En Vitoria fue Lucas Vázquez, ahora en el Bernabéu ante el Mallorca ha sido Antonio Rüdiger (1-0). El defensa alemán, único central disponible, anotó un gol salvador, vital para la Liga, con el que derribó el muro del equipo balear.

Es ya el Real Madrid campeón de invierno, algo que no vale realmente para nada, pero que sí refleja lo que es este año la Liga: este equipo supera cualquier adversidad, gana también en partidos en los que no está tan bien y sigue manteniendo la distancia con los que deberían ser sus rivales, Barça y Atlético, con permiso del Girona.

Complicado partido, mal arbitraje

A Javier Aguirre le interesó calentar el partido y con su rocoso planteamiento –muy bien trabajado, eso sí– ahogó por momentos a un Real Madrid que se acercó peligrosamente al partido ante el Rayo Vallecano, ese que empató a cero hace ahora dos meses. La clave estuvo en calentar el duelo y para eso tiene a un maestro: Maffeo.

El Mallorca hizo faltas, muchas faltas, pero como siempre ahí el problema no es ni del Mallorca ni de Javier Aguirre. El problema es de quien lo permite de forma reiterativa, que es el árbitro. Esta vez era Muñiz Ruiz, que hasta ahora no había dirigido un encuentro del Real Madrid pero al que el oscuro Comité le ha dado ya la internacionalidad, que estrena precisamente en este 2024.

Y qué mejor manera de estrenarse que con el patrón del arbitraje español: tarjetas por no aceptar protestar. ¿Qué le hacen una falta clara a Lunin? Pues tarjeta para Lunin por tener la osadía de protestar. ¿Qué hay una falta a Vinicius? Amarilla a Rodrygo por protestar. Y a la vez las faltas (algunas duras) del Mallorca pasadas por alta. Perdonó el trencilla una expulsión al defensa Van der Heyden, que vio una amarilla en el 1' por un codazo a Carvajal y debió ver otra en el 42' por una dura falta a Rodrygo. Además Maffeo aprovechó cualquier acción para simular y engañar. Cómo fue la cosa que con una sola falta al descanso el Real Madrid vio dos amarillas y el Mallorca con cuatro (pitadas) vio una.

Con un Vinicius tremendamente activo en todos los sentidos – era su regreso tras casi dos meses y encima ante el Mallorca, equipo donde hay jugadores que le tienen odio– la ocasión más clara de la primera mitad fue para el equipo balear con un pase perfecto de Dani Rodríguez que cabeceó Antonio Sánchez. El remate se fue al larguero y el balón acabó botando en la línea de gol. La mejor del Madrid fue para Vinicius, con caño en la frontal del área y parada de Rajkovic.

La segunda mitad arrancó con el Mallorca asustando otra vez y estrellándose Samu Costa contra el palo. Defendía el equipo de Aguirre sí, pero tuvo dos remates a la madera. Superado el susto, el Madrid entendió que este partido iba a ser un dolor enorme. Era el típico duelo que desquicia a cualquier jugador por los continuos parones, las faltas y la permisividad arbitral.

Lo intentó con todo Ancelotti, sacó a Brahim y Joselu y el malagueño tuvo una de esas ocasiones imposibles de explicar que se fallaran. En un rechace a una buena parada de Rajkovic a Rodrygo, Brahim cabeceó solo, en plancha y su remate pegó en el palo. El balón, en vez de entrar, se paseó por la línea agónicamente. Y no entró.

Salvador Rüdiger

Lo que sí entró, y de qué forma tan valiosa, fue un cabezazo de Rüdiger en el minuto 78 a saque de esquina de Modric. De cabeza sigue liderando esta Liga el Madrid, porque el último gol, también salvador, fue de esa forma en Vitoria (de Lucas Vázquez). A este Real Madrid que supera todas las adversidad se le está poniendo cara de campeón, aunque quede justo media Liga.

Rüdiger, que es el único central disponible que tenía Ancelotti para partido (le acompañó Tchouméni en el centro de la defensa), da una victoria vital con la que el Real Madrid cierra como líder la primera vuelta de la Liga, lo que le hace ser campeón de invierno, un honor que no tiene ninguna valor más allá que el de reafirmar que hasta ahora eres el mejor.