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Savinho, a la derecha de la imagen, apunta a ser refuerzo del Manchester City en veranoAFP

El caso Savinho y la cara oculta de la relación del Girona con el City Group

Sávio Moreira de Oliveira, conocido generalmente como Savinho, se convirtió en el verano de 2022 en el fichaje más caro de la historia del Troyes. Seis millones y medio le llevaron a Francia desde el Atlético Mineiro, donde se formó. Año y medio después, no ha jugado ningún minuto con el club francés. Ni lo hará nunca. Ahora ha trascendido que, tras esta temporada con el Girona, el Manchester City pretende incorporarlo a su plantilla.

Su caso, aunque quizás más mediático, es tan solo uno más en la interminable lista de jugadores que pasan a englobarse en equipos pertenecientes a una multipropiedad. Esos jugadores, como los clubes antes, son cautivados por las propuestas de gloria de esas sociedades de cartera, esos holdings, que tienen a muchos equipos en nómina, repartidos por todo el mundo. La realidad, sin embargo, es más cruel y que es a los altos mandatarios de estos grupos les importa poco el desarrollo formativo de los jugadores o el bienestar y el éxito de todos sus clubes.

Generalmente, su única preocupación es el equipo principal, el que aporta notoriedad a la empresa. Como el Manchester City en el caso del City Group, o el RB Leipzig en Red Bull. Los otros jugadores venden su alma al diablo por una relación que nunca es recíproca. Como la manzana de Blancanieves.

Resulta obvio que el Girona no podría estar donde está ahora, el equipo de moda en España y segundo en la clasificación, sin el apoyo del City Group detrás, que les cede jugadores o les da el impulso económico para acceder a ellos, pero a la hora de la verdad, si estos despuntan, acabarán en el Manchester City y el Girona no tendrá ningún poder de negociación.

Los jugadores del Girona celebran el tercer gol de su equipo durante el partido ante el SevillaEFE

El Girona es uno de los 14 equipos que forman parte de esta multipropiedad y eso les permite aspirar a jugadores que de otra manera sería más complicado. Por ejemplo, Yan Couto y Savinho están cedidos desde equipos del City Group, Aleix García tiene pasado en el Manchester City e incluso el fichaje de jugadores jóvenes, como es el caso de Miguel Gutiérrez desde el Real Madrid, se dan con la esperanza de que se desarrollen y puedan aspirar en el futuro a un club como el de Pep Guardiola.

¿Qué pasaría si se enfrentaran?

El City Group posee algo menos del 50 % del Girona, un 35 % es para Marcelo Claure –empresario multimillonario boliviano– y en torno a un 16 % es de Pere Guardiola, presidente del Consejo de Administración del club...y hermano de Pep Guardiola, entrenador del Manchester City.

Aunque Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA, se posicionó abiertamente en contra de los casos de multipropiedad en el fútbol, afirmando que se podrían dar casos de amaño en la competición, también reconoció «no tener una solución» para frenar el asunto.

El precedente peligroso se dio en 2017, cuando en la Europa League se enfrentaron el RB Leipzig y el RB Salzburgo, ambos propiedad del grupo Red Bull. Si bien la UEFA en un principio vetó dicho enfrentamiento, el conjunto austriaco se justificó diciendo que, en realidad, está controlado directamente por la compañía, pero que el club alemán es propiedad de una veintena de directivos de la marca. Hecha la ley, hecha la trampa.

Esta temporada, Brighton y Union Saint-Gilloise, que comparten dueño en el inglés Tony Bloom, jugaban ambos la Europa League y, aunque al final el sorteo no les emparejó, la posibilidad era real. La UEFA obligó a Bloom a reducir su participación en el club belga para que ambos clubes pudieran ser inscritos. Una medida insuficiente.

Que clubes que comparten un mismo dueño se puedan enfrentar en competiciones europeas es un problema. Se podrían alterar resultados, incidir en la competitividad, de cara a buscar ayudarse entre unos mismos. Por ejemplo, a nivel doméstico, los enfrentamientos entre un equipo y sus filiales está prohibido, a raíz de la falta de profesionalidad que había cuando les tocaba enfrentarse. A nivel europeo, aunque no sean llamados filiales sino multipropiedad, el árbol no tapa el bosque y es obvio que se pueden arreglar resultados entre ellos. La UEFA, sin embargo, lo permite abiertamente.

Los jugadores del Girona se lamentan el día del empate ante la Real SociedadEFE

El pasado mes de julio, el Órgano de Control Financiero de Clubes de la UEFA despejó el camino para que se flexibilizaran las normas sobre la participación de clubes de la misma propiedad en la misma competición.

Las reglas dicen que ningún club puede tener o negociar con valores o acciones de cualquier otro club que participe en las competiciones de la UEFA y que ningún club puede ser socio de cualquier otro club que participe en las competiciones de la UEFA, pero la realidad es que es una norma que beneficia a equipos que comparten propiedad con otros clubes de la misma competición.

Por poner un ejemplo de un caso que podría darse, si Toulouse y Milan se enfrentasen en competición europea, siendo ambos propiedad del grupo Red Bird, ¿no les convendría a ellos que el Milan, que genera mucho más dinero, fuese el equipo que avanzara ronda?. Este nuevo fútbol puede desembocar en que los dueños vayan en contra de los intereses del propio club.

Mientras, el Girona aprovecha lo que tiene por el momento, y eso es una plantilla fantástica y, especialmente, potenciada al máximo gracias al buen trabajo de Míchel, la sombra sobre su implicación con el City Group pesa sobre sus resultados, su futuro y, por consecuencia, su presente. Y es que este caso, como si de una película de Martin Scorsese se tratase, podría ser uno de esos en los que, a cambio del éxito, se comercia con todo: con los principios, la identidad, las opciones de futuro, la relación con la masa social y la viabilidad del proyecto. Como si ganar fuese lo único importante, a costa de todo.

El cineasta italoamericano siempre finaliza sus películas enfrentando al protagonista con sus actos y haciéndole pagar las consecuencias.